Hemos Comido…en Bodega Fuente Dé, llevaba intentándolo una larga temporada y al final lo conseguí.
Conseguir mesa para comer en el Fuente Dé se ha convertido en una odisea (y eso que ha ampliado el comedor ocupando un local aledaño), sobretodo si vienes a comer cocido lebaniego, que solamente se elabora ciertos días, ¡hay tiros para reservar!
Como decía al principio, la bodega ha ampliado el comedor, lo que les permitido aumentar el número de comensales. La verdad es que les ha quedado muy bien, integrándose perfectamente en la idiosincrasia del original y aportando comodidad.
Uno de los puntos fuertes del restaurante es el pan, el mejor amigo del comensal, siempre y cuando sea de calidad, y este os aseguro que lo es. Son dos tipos de pan, la torta y la barra, ambos muy recomendables.
La idea original era tomar un cocido lebaniego y así quedó la cosa, pero con una salvedad, uno de los comensales era celiaca, así que lo advertimos a la hora de reservar y le guardaron algo de caldo de la sopa para tomarlo sin pasta y antes de cocer los rellenos, estos últimos también servidos a parte para que no se contaminara de gluten el cocido.
La sopa, como es habitual, resulta de gran sabor y contundencia, debidamente desgrasada y en fuente al medio, para servirte a discrección o como habitualmente hacen algunos comensales, para poder añadirle a los garbanzos en el segudo vuelco.
Tras la sopa, los dos últimos vuelcos servidos en uno, la legumbre y el repollo, que por cierto, este último lo bordan, y el compaño con los rellenos.
Ni que decir tiene que la espera merece la pena, pues el cocido es de los mejores que conozco.
Como postre un poco del exquisito queso que tanta fama ha cogido en nuestra ciudad, un azul que se deshace, cremoso y bien acompañado de un pan de calidad. No me extraña que siempre esté lleno a rebosar el lugar, pues aúna calidad, cantidad, buen precio y un servicio eficaz y amable, más no se puede pedir.
Esta comida fue unos días antes de la fiesta que organizamos en Navidad, en la que nos reunimos en esta ocasión unas treinta personas. Pasamos un sábado delante de viandas y bebidas. Este año decidimos encargar el cocido aquí, y ha sido una de la pocas ocasiones en las que nadie se ha quejado de nada, hubo comida hasta decir basta y todo era de concurso. Así que ya sabeis, si quereis reuniros con amigos sin pringar, esta es una buena opción; eso sí, hay que encargarlo y llevar los cacharros para llevárselo, dejándolos a primera hora, para después pasarse a recogerlos llenos.