Hemos Comido…en El Muelle, el auténtico, el del Barrio Pesquero, con Valentín y Fonso, para celebrar la desescalada.
La vuelta a la normalidad, o por lo menos a una normalidad paralela, es para mí la vuelta a El Muelle, donde tuve mi última conexión con el mundo de la hostelería tal y como lo conocí.
Después de este confinamiento, que hemos sobrellevado como mejor hemos podido, no podía hacer otra cosa que volver a reunirme con dos de los comensales con quienes compartí aquella última cena. Al final resultó que había más, pero sentados en otras mesas.
Alfonso, Valentín y yo nos volvimos a sentar delante de una cerveza, como la última vez, pero en esta ocasión con 18/70. Una cerveza Heineken muy de mi agrado, una lager rubia con más cuerpo y a la vez fácil de beber, con un ligero punto de amargor y que nos acompañó durante toda la comida.
Comenzamos con un picoteo muy nuestro y que hacía bastante que no caía en mis manos, unas buenas rabas que duraron un abrir y cerrar de ojos, ya que todos las habíamos echado de menos durante el confinamiento y que es una ración que siempre está buena en El Muelle.
Continuamos picoteando un salpicón. El de casa, de langostinos, esta vez acompañado de pulpo. Por cierto, mi manera favorita de tomar pulpo siempre ha sido en vinagreta y aquí se juntan dos de mis favoritos en uno, el pulpo y los langostinos, estos últimos muy bien cocidos y de gran calidad.
Para terminar con una paella de verduras con pollo al curry. Sorprendente el curry, no era de los que mata el sabor de cualquier elaboración, resultó bastante liviano. El arroz muy a nuestro gusto, al que le acompañan majestuosamente unas verduras al dente, verdura fresca: guisante, tomate, judía, pimiento, etc.
Ya tengo asignada paella para mi siguiente visita.
Como fin de fiesta tarta de hojaldre crujiente y un PX, un fin de comida de diez.