Hemos Comido..en Ramales de la Victoria, en Ronquillo un restaurante que despunta hacia el top de nuestra comunidad, una oferta de calidad y distinta a lo habitual, donde elegir clasicismo o modernidad.
Agosto 2014. Nos acercamos a comer tres comesales, Alfonso Fraile, Yeyo y yo. Habíamos quedado con David, no a comer con él pues a la hora de la comida le resulta imposible, pero sí en el restaurante que regentan él y su hermana Ceci.
El menú ya se lo había pensado David (Ganadaor del concurso regional de Pinchos 2014), y la decisión fue de un completo menú degustación de los que oferta a diario en su carta.
Comimos con un Rioja Paco García de Crianza por consejo de Ceci. El vino fue un auténtico acierto, acompañó perféctamente a lo largo de toda la comida, un vino con varios premios a su espalda y con una puntuación de 91 en la guía Peñín.
Comenzamos con unos aperitivos beinvenida. Copita de gazpacho de tomate albahaca y aceituna negra, croquetita de la casa y crujiente de morcilla con almendra sobre salsa de foie uvas y pasas. El gazpacho me encantó, soy un devorador de sopas frías y esta estaba muy buena. Las croquetas no son algo que me vuelvan loco pero esta estaba muy buena para mi parco entender croqueteril, y el crujiente de morcilla un auténtico vicio, para empezar a comer crujientes y no parar.
La ensalada de bacalao con pil pil verduras naturales y espuma de patata resultó una pasada, marcado sabor a bacalao en tiras, chocando en textura con el crujiente que le acompaña y unas verduras al dente, una auténtica delicia de plato.
Tartar de tomate y bonito con helado de zanahoria y pan de especias. El bonito y el tomate son dos productos que a mi entender están hechos el uno para el otro. El bonito con salsa de tomate es una de mis recetas fevoritas de este pescado, junto con la receta cántabra que incorpora también tomate, ya sea cocinado o crudo, los dos elementos están hechos el uno para el otro. Ya lo había probado en otra ocasión aquí y resultó ser como lo recordaba, una delicia.
Pochas de Navarra. Tengo nota que eran pochas con almejas, pero la verdad es que no tenían almejas, supongo que un ajuste de última hora. Un plato contundente a mitad de una comida generosa. Realmente a las pochas les sobraban acompañantes, tal como las tomamos estaban de muerte, suaves, cremosas, con una salsa ligada y pletóricas de excelente sabor.
Otro de los platos a grabar en la memoria de esta comida.
Continuamos con el ya clásico plato del Ronquillo, el jibión de guadañeta sobre fideua de calamar. La fideua tiene una textura similar a ciertas algas, acompañada del sabor de la tinta a mi me recuerda mucho en textura y sabor a ciertas algas, por lo que acompaña a un excepcional magano de guadañeta, hecho entero, sin limpiar, maganos pescados a media altura a mano (con guadañeta) y carentes de arena, por lo que se deben de cocinar enteros y con un leve toque de plancha, con un punto justo como lo tenía este. Brutal sabor a raudales.
Y continuamos con productos del mar, bonito asado con vinagre de cava sobre compota de tomate con helado de tomate y galleta de tomate. Otro maridaje distinto al anterior de tomate y bonito. El tomate sobre el que se asentaba el bonito, el mejor que he comido este verano y este verano ha habido tomate de calidad como ningún otro, tomate de Cantabria. Maridaje perfecto, punto del tronco perfecto, todo perfecto. Un único pero para mi gusto, le habría quitado la piel al bonito. Presentado así (con piel) está más bonito el bonito (valga la redundancia) pero siempre he pensado que la comida elaborada ha de estar pensada para meterse a la boca directamente y no andar quitando cosas. De todas maneras un bonito diez.
Por último en el apartado de salado el menu otro clásico del lugar, la paletilla de lechazo asado a baja temperatura con cebolla. Una delicia que llega en último lugar donde tras un menú largo, y no excesivamente estrecho, hay que andar haciendo hueco para este fenomenal asado, ya conocido de otras ocasiones pero no por ello menos sorprendente.
Dos postres para terminar. Cereales caramelizados con helado de leche, crujiente de arroz y crema de arroz con leche, algo diferente y con un peculiar sabor.
Como fin de comida tarta fina de manzana con helado de fresa casero. Este postre me alucinó, la tarta conjuntamente con un helado de fresa, más parecido a un puré frío de fresa resulta una conjunción de sabor y texturas como pocas encontré en un postre. Buenísimo.
Y para terminar Gin Tonic Premiun.
Como nos suele hacer Alfonso, logró escurrir el bulto con una excusa, para pagar sin que nos enteráramos, siempre hace lo mismo, pero esta vez le salió bien, así que poco puedo deciros del precio de la comida.
Por El Mule