Hemos Comido…en La Prensa, nuestro particular año nuevo, este año hubo modificaciones en el calendario y lo celebramos el día 2 de enero.
Enero 2016. Ya lo habíamos reservado con anterioridad, sin reservar hubiera sido dificil encontrar sitio, el comedor terminó lleno y la mayoría de las mesas estaban reservadas. Incluso la terraza se llenó, hacía un día con buena temperatura y parece mentira pero después de las fiestas navideñas la gente todavía se anima a una buena comida.
La oferta de pescado sigue estando disponible a la vista en la barra, sin trampa ni cartón. Continuan presentando los fuera de carta en cartelitos colgados de la pared, así casi de un vistazo yo ya sé lo que voy a pedir.
Nada más sentarnos nos pusieron una tapa de paella que estaban sirviendo en la barra y en los comedores. Una buena idea, te tomas un blanquete y una tapita de paella, lo que suele inducir a tomar el segundo.
Comenzamos compartiendo unos entrantes. Gambas de Huelva, justas de plancha y de profundo sabor a mar. El limón sobra, por supuesto.
Media ración de rabas. Lo justo para picar un par de rabas y todos contentos, que si no se hacen pesados los platos principales.
Y entre picoteo y picoteo una copita de cava Sumarroca. Un buen acompañante para el aperitivo, aunque a mí me acompañó durante toda la comida. Otros tomaron albariño y otros optaron por los refrescos o el agua.
Unos mejillones normandos. Pequeños de tamaño pero bien llenos, lo que yo entindo por un mejillón de calidad, con una elaboración poco habirtual, hechos en cazuela metálica. Además de ser normandos estaban cocinados a la normanda, muy buenos.
Langostinos frescos de Vinaroz a la plancha. Brutales, tersos, sabrosos, de gran tamaño. Un vicio, sigue sobrando el limón.
De plato principal yo tomé garbanzos con oyocántaro. Buenísimos, un guiso de gran sabor y novedoso, no lo había ni visto ni probado nunca, una delicia.
Otros dos comensales tomaron chipirones al ali oli. Muy a su gusto y dos raciones muy generosas.
Mi padre se triscó un rabo con patatas. A sus 83 años se lanzó en picado hacía este guiso, le gustó mucho aunque se le hizo muy grande la ración, quedó a gusto.
Otro de los comensales pidió lubina salvaje. Muy bien de punto, pero según ella habría cambiado la ensalada por unas patatas cocidas o asadas. La lubina mejor imposible.
Al final la «dolorosa», que no fue tan dolorosa a mi entender y más siendo como éramos cinco coemnsales que no nos privamos de nada.
También tomamos cuatro postres: carpacio de piña, yo tome un buen tiramisú, algún helado y leche frita muy buena según el comensal. El restaurante sigue como lo dejamos la última vez, un buen servicio, un buen precio y unas raciones generosas.