Hemos Comido…en Parrilla Brasas en Peña Herbosa, todo un clásico. Uno de mis refugios domingueros cuando no hay ganas de cocinar y he trasnochado, esos días el cuerpo me pide carne.
Marzo 2015. Zumo de tomate, una sopita caliente, un paracetamol, tomarse una cerveza… son muchos los remedios caseros para curar la resaca, ese malestar generalizado con el que uno se levanta, si es que consigue levantarse, después de una noche con demasiado alcohol de por medio.
Incluso ha aterrizado en España, procedente de EE.UU. lo que para muchos será uno de los grandes inventos del siglo: el parche antiresaca que promete paliar los efectos negativos de las copas de más, gracias a una mezcla de antioxidantes, vitaminas y aminoácidos que, según sus creadores, ayudan a restablecer el balance natural del cuerpo.
Si hay dos cosas que me apetecen cuando hay el mas mínimo atisbo de resaca o de haber dormido mal son un cocido o carne. En esta ocasión se impuso la carne por dos a uno. El Brasas es un lugar donde prima el producto y el fuego, fuego alimentado con madera de encina. La carta toca bastantes palos, desde las diferentes carnes y cortes, vegetales como los pimientos a la brasa o los champiñones, embutidos a la brasa, chorizo criollo y morcilla, etc.
Tras la comercialización de sidra Somarroza la parrilla es una sidrería al uso, carne, brasa y sidra. Y me encuentro con el problema habitual: comida acompañado de un celiaco. Siempre he pensado que hablando se entiende la gente y como cada día es más habitual encontrarte con celiacos que intentan alternar normalmente, los hosteleros saben que es un mercado creciente al que tienen que ir adaptándose y habitualmente se avienen a hacer excepciones.
Excepciones tan simples como usar una sartén limpia con aceite limpio para hacer unas patatas fritas, utilizar un salero aparte, cerrado y usado única y exclusicamente para salar la carne y un largo etcétera de detalles a tener en cuanta, utilizar pimentón gluten free, etc…
Al final pudimos darnos un buen homenaje de carne a base de entrecotte y pimientos asados a la leña por nuestro anfitrión. Por cierto, los pimientosn estaban de vicio y la carne, un corte de lomo bajo, de excelente calidad y perfecto de preparación.
Aquí podeis ver los pimientos acompañados de un refrito de ajos, un sabroso aceite de oliva y un pequeño toque de vinagre, un vicio.
Para comer sidra Somarroza, sidra de nuestras manzanas.
Y para terminar fresas con nata (gluten free) y yo tarta de queso. Una tarta que me gusta especialmente en este lugar, tiene una base de galleta y un toque de mantequilla que la hace especial, tanto en el sabor como por la textura.
Una vez terminada la comida, bien lleno el estomago se impone una siesta, carrera a casa que me esperea el sofá, el parte y la película de la tarde.
En lo referente a precio es un lugar que mantiene su status. Yo llevo viniendo desde poco antes de la mayoría de edad, pues éramos asiduos a la costilla asada con chimichurri, y después en múltiples ocasiones, nunca me ha fallado, siempre ha destacado por un servicio eficiente y amable. Los días que sales de vinos tienen unos pinchos de solomillo de ibérico entre pan y pan tostado que no se lo salta un gitano, y al que suelo ser habitual. Un sitio del que no me quedan dudas que repetiré en breve.
Por El Mule