Oruña de Piélagos La Puentecilla

Hemos Comido…en La Puentecilla, comida de trabajo el lugar sigue tan estupendo como siempre.

Enero 2013. Llegamos a una hora muy temprana, nos situaron en una de las últimas mesas libres, estaba todo reservado. La atención como siempre muy profesional, amable y atenta. Es uno de los pocos sitios donde puedes comer un menú del día con una buena vajilla y mantelería, lo cual es de agradecer y algo a tener en cuenta. Todo influye y se nota, cuando nos fuimos el restaurante estaba lleno.

Por lo que pudimos observar, la inmensa mayoría de los comensales tomó menu del día. Un menú muy varido y bien pensado, tiene tres primeros, tres segundos y varios postres, más de tres en concreto.

De primero mi acompañante tomó ensalada de mejillones, según él buenísima, acompañada de una vinagreta que le gustó y unos mejillones en su punto, una buena ración y una buena elaboración.

Yo tomé sopa de marisco con huevo poché. Una buena sopa de marisco, acompañada de unos trocitos de rabas de magano, de buen sabor y un huevo poché justo de punto. Muy buen comienzo y de agradecer dado el tiempo que hacía. Cuando acabé me preguntaron si quería algo más de sopa, aun siendo la ración de lo más generosa.

De segundo tomamos los dos lo mismo: tronco de solomillo de cerdo acompañado de pisto. Seguimos con la generosidad en las raciones, muy buena presentación y una excelente elaboración. Acompañado de una patata asada. Si hay algo que me encanta de este sitio, es que es un lugar de detalles, están de lo más atentos a hora de adornar tanto visual, como sensorialmente todos y cada uno de lo platos que cocinan.

Y para terminar dos postres, un arroz con leche según el otro comesal buenísimo, y yo tomé flan de calabaza muy bueno también.

En resumen, este sitio sigue como siempre, sirviendo calidad a buen precio, en un entorno muy cuidado y con un eficiente y encantador servicio. El menú sigue costando 15€.

Hemos Comido…en La Puentecilla, hacía mucho que tenía pendiente esta asignatura. coche y rápido hacia Oruña que hay que volver a la Residencia Cantabria.

Octubre 2012. Sencillamente genial, llego a una hora temprana y lo tienen todo cubierto, así que me montan una mesa en el exterior, la única que les quedaba. La atencion del personal es constante, preocupandose por todo lo relacionado con la comida.

De primero alubias con calamares. Nunca las había probado, una propuesta distinta y con un magnífico sabor, un poquito más de reposo les hubiera venido bien a las alubias , pero así todo estaban magníficas, me encantó la invención.

Y de segundo unas hamburguesas. Completamente distintas a cualquier hamburguesa anteriormente probada, punto perfecto. Con dos salsas, una de zanahoria y otra similar a las de tuétano, con algo de cebolla, cualquiera de las dos exquisitas. Con unas patatas presentadas en forma de timbal también muy bien preparadas y por fin algo distinto en en una hamburguesa, muy recomendable.

Y de postre un buen brownie, me gusto este, es uno de mis postres favoritos. En resumen, un menú de 15€ distinto e imaginativo, hay que volver.