Hemos Comido…en este restaurante localizado en un edificio rehabilitado en plena Plaza de San Martín, en el corazón del Barrio Húmedo.
Es un restaurante de los de toda la vida, de tradición familiar, pues antes que éste existió el Racimo de Oro, en la misma plaza. Cuando los dueños compraron esta casa, se trasladaron y le añadieron la palabra «Nuevo» al nombre. Como en la mayoría de estos establecimientos del casco antiguo, la planta baja está destinada a bar de vinos y tapeo. La decoración es totalmente rústica, a modo de mesón, con grandes vigas de madera y ladrillo o piedra visto en sus paredes interiores. Hacia abajo se encuentra la bodega del siglo XII y un pequeño comedor privado. En la última planta hay una buhardilla que también puede reservarse para eventos privados.
La carta se compone de productos tradicionales leoneses, embutidos, mollejas guisadas con rabo, lechazo asado, etc. Yo he estado en varios ocasiones cuatro que recuerde la ultima comimos en la bodega volviendo de una boda de El Barco de Valdeorras, éramos unos cuantos sobre dieciséis y como ya lo conocíamos decidimos asentarnos aquí después de tomar unos vinos por el barrio Húmedo. Pedimos unos entrantes para compartir, y luego un segundo plato cada uno. Los entrantes estaban bien, especialmente un plato compuesto por chorizo entrecallado, morcilla y pimientos del Bierzo, Carpacho de Potro Leones, Quiché de Beicon, Espinacas y Parmesano, Lengua Curada, Croquetas Caseras de Jamón y Mollejas guisadas con Rabo de Toro, creo que no se me olvidad nada. Yo luego pedí solomillo al foie, que eran dos trozos de carne enormes, pero había una falta total de foie siendo este de un tamaño de lo mas rácano, así todo el solomillo estaba bastante bueno, no como para tirar cohetes pero bueno. Aquí y entre los que éramos se pidió prácticamente de todo, chuletón a la brasa, que por cierto estaba durísimo, aunque el tamaño era descomunal, Cochinillo Asado lo tomaron dos y no les gusto nada, Confit de Pato con salsa agridulce de naranja y Mouse de castañas lo tomo mi acompañante y le gusto bastante, Lechazo al Horno normalito, Bacalao en Lecho de Rabo de Toro en salsa de Oricios también normalito y algo deslavado, Rodaballo con Risotto de Chipirones y Salsa de Finas Hierbas le gusto bastante , Timbal de Centollo con Contraste de Chipirones la gusto mucho y Mollejas de Pato con setas, jamón y patata crema bastante bueno que lo probé. En resumen había para todos los gustos, pero no se notaba demasiado entusiasmo en la cocina cosa que si había notado yo en otras ocasiones. Lo peor de todo el servicio, éramos nosotros y dos mas había tres camareros a los que había que estar llamando continuamente, pues no dejaban de hablar entre ellos. Al final la velada estuvo agradable y a la hora de pagar nos metieron un buen clavo, algo a lo que no estaba acostumbrado en este lugar. Creo que esta fue la última excursión al racimo.