Según el CIFA, Centro de Investigación y Formación Agrarias de Cantabria, en su publicación “La vid en Cantabria. Prospección y caracterización de variedades autóctonas”, editado por el Gobierno de Cantabria en el año 2005, nos cuenta:
“Prácticamente todas las regiones españolas han recuperado o mejorado sus vinos potenciándolos y alcanzando unas cotas de consumo muy interesantes en el mercado internacional. Cantabria no podía faltar a ese desafío y así, desde el año 1999, se está desarrollando un programa encaminado a ese fin. Para ello, el primer objetivo fue recuperar las variedades tradicionales existentes en nuestra región caracterizándolas y analizando las más competitivas comparativamente con otras foráneas que puedan resultar de interés para ciertas zonas o para complementar las características de las tradicionales, mejorando los caldos resultantes…”
Basándose en estas y otras premisas, asesorados por gente experta, la Oficina de Calidad Alimentaria de Cantabria, ODECA, determinó las variedades de uva permitidas en los Vinos de la Tierra Costa de Cantabria; Albariño, Chardonnay, Riesling, Godello, Ondarrabi Zuri, Gewürztraminer y, como mejorante, la Treixadura. Como variedad tinta la Ondarrabi Beltza.
Hace más de veinte años, en el pueblo de Obregón, situado en el municipio de Villaescusa, al pie del Parque de la Naturaleza de Cabárceno, tres amigos, Juan Manuel Salinas, Ricardo Sierra y Joaquín Lamagrande, deciden plantar un viñedo en una finca colindante con el cementerio local. La pregunta que se hicieron ¿qué variedades plantamos según el suelo, el clima, la pluviometría local anual, etc, etc.?
Muchas fueron las regiones vitivinícolas que recorrieron, para aprender y trasladar lo aprendido al terreno y a sus frutos, con ciertas garantías y rigor técnico. Viajaron por el Pirineo, por el País Vasco, llegaron hasta Francia, en Jurançon. Muchos kilómetros recorridos, muchas bodegas visitadas, muchas charlas con expertos viticultores.
Al final se decidieron por variedades que adaptaron muy bien al suelo y al clima de Villaescusa: la Gros Manseng y la Petit Manseng como variedades blancas; algo de Tannat y de Achédia como tintas. La ODECA no las reconoce bajo el paraguas de Vinos de Cantabria.
Da igual. Estos amigos solo tienen una fijación, hacer lo que les gusta para disfrutarlo ellos y sus amigos. Siempre lo digo, el vino es siempre para compartir entre amigos.
El ayuntamiento de Villaescusa fue tierra de vinos, de vides adaptadas al viento del nordeste y protegidas por la sierra de los vientos del oeste, con un clima benigno, casi mediterráneo.
Si quieres probar este vino, tendrás que ir a la bodega y no esperes encontrarte con botellas de diseño y etiquetas rimbombantes. Su vino sale al mercado en formato bag in box, un formato que viene pegando fuerte; no permite la entrada de aire al servir su contenido, manteniendo las características del vino inalterable hasta cuatro meses después de abierto; no deja pasar la luz; fácilmente apilable y ocupa menos espacio; envase mucho más económico que el vidrio y más seguro al evitar roturas; buen tamaño para mantenerlo frío.
Creo que hay que ser amigo de Ricardo y de Juan Manuel, para poder degustar un vino diferente, por las uvas que lo conforman, por su elaboración y presentación; pero que a pesar de lo que algunos les nieguen, es un vino de Cantabria de los pies a la cabeza, de la raíz al bag in box.
Por Alfonso y El Mule