Hemos Comido…en el Baruco de San Martín, de celebración, todos los miembros de la familia a comer y todos apostamos por el Baruco.
Febrero 2014. En algunas ocasiones le coges gusto a un sitio y repites. Este es el caso de este local, un lugar con un menú del día muy especial y siempre con un toque diferenciador en su cocina, muy preocupados por ofertar siempre algo distinto. En esta ocasión, antes de comer nos tomamos una nécora Thai, la cual os describo en el artículo La nécora nojeña se pasea por Santander.
Una vez dada buena cuenta de la nécora dos de los comensales comimos a la carta y el tercero se tomo el menú. Los de carta compartimos un primero, pulpo braseado sobre pure de patata. Delicioso, el pulpo perféctamente braseado y con el sabor característico de esta técnica. Sobre una cama de puré de patata, en realidad una patata machacada con un tenedor, más tradicional imposible. Un pimientón del que estuvimos hablando los dos comensales debido a su excelente sabor y un excelnte aceite de oliva virgen de notable sabor.
El otro comensal tomó una ensalada de bacalao (que formaba parte del menú del día) de la que comentó su excelente sabor y su esmerada presentación. Una elaboración distinta a la manera habitual, bacalao apenas cocinado, acompañado de naranja, piñones, etc. Muy recomendable al igual que el pulpo.
Otro comensal de segundo tomó albóndigas de San Martín. Muy buenas y jugosas, acompañadas de arroz. La ración era muy generosa y el comensal que estaba bastante lleno de lo anterior no pudo terminarla. Así que yo probé las albondigas, que por cierto me gustaron bastante.
El comensal del menu tomó un solomillo ibérico, que estaba buenísimo según su criterio. Desde luego el aspecto lo tenía. Quedó encantada con todo el menú y así lo hizo saber.
Y por último yo tomé un wok de solomillo de vacuno con verduritas. Unas tiras de solomillo, muy bien de punto, carne excelente y unas verduras al dente como acompañamiento que junto a los jugos que desprende la carne en la cocción y el punto de las verduras hacen un plato de lo más recomendable a la vez que diferente a la mayoría de las presentaciones tradicionales. Muy bueno, muy recomendable y muy generosa la ración.
Otro apartado donde marca la diferencia este local es en los postres. Siempre distintos, siempre de temporada y la mayoría de las veces frutas con presentaciones y elaboraciones que se alejan de lo habitual. Es algo que nunca dejo pasar en este lugar, el postre.
De postre tomé fresas confitadas con helado de mandarina y los otros dos comensales un helado.
En resumen, cada vez que vengo me sorprende gratamente y cada vez vengo más.