Hemos Comido…en Martínez, esta vermutería es uno de nuestros recursos basicos en la ciudad de La Coruña.
Martínez destaca por muchas cosas en La Coruña, es la única vermutería con una oferta elevadísima de vermuts. También ofrece cava por copas. Siempre te atienden con una sonrisa, te dan palique y está en el centro del meollo. Si hay un punto central en el chateo coruñés ese lugar es Martínez, es un lugar atípico y recogido, un a caballo entre portal de comunidad y barra de bar. Siempre tiene oferta de mercado de muchísima calidad y no está pasado de precio.
Así que, con todas estas características, todos los días terminamos tomando algo aquí, bien por la mañana a la hora del vermut, aperitivo o blanco, bien por la tarde con intención de picar o merendar algo o de cenar ligero, habitualmente por haber tenido una comida cuantiosa.
Una de sus especialidaes son las sardinas ahumadas en tosta, con oferta para celiacos, por supuesto una con pan y otra sin pan. Quien espere una tosta crujiente se confunde, la tosta está sin tostar, untada de tomate y acompañada de tomate deshidratado. Muy buena y entra dentro de la categoría de pincho, un bocado.
El cava siempre fresco y disponible, habitualmente cavas de gama dedia-alta, no básicos, lo cual es de agradecer para los que nos surtimos de este líquido.
La oferta varía dependiendo del día y del mercado, pero como os adelantaba siempre es de primera: centollo de la ría, nécora, caracolillo, navajas etc.
En esta ocasión nos pasearon por delante de las narices una chuleta de rubia gallega que me llamaba a gritos, ciertamente que la que llamaba desde mi interior era la gula pues la comida estaba todavía reciente y había sido copiosa. Veníamos Árbore da Veira y la comida había durado tres horas, total que dejamos esta incursión para otro día pues a la vista apareció otra opción mejor.
Y esa opción fue un par de cigalas de buen tamaño, de esas de las que ya se extrae algo de las pinzas. Nos las ofertaron como algo especial y escaso. Además tuvimos la oportunidad de anticiparnos a su elaboración y pedirlas a la plancha sin abrir, ya que para mi gusto aun siendo enormes prefiero no abrirlas pues en la plancha se secan, mientras que si se hacen cerradas se cocinan en sus propios jugos y hay una gran diferencia.
El mayor problema de elaborarlos de esta manera es que es muy difícil de determinar cuando están en su punto y además después de sacarlas del fuego siguen haciéndose debido a la temperatura interna.
¿Y cual fue el resultado? Pues que no recuerdo una cigala igual de buena y más en su punto. La calidad del marisco como partida y una elaboración acertadísima hicieron de estas dos cigalas (una yo y otra el otro comensal) mis cigalas perfectas. Espero poder disfrutar de otras iguales en otra ocasión.