Hemos Comido…en Vizcaya, en Lezika, en el municipio de Cortézubi, conocido por la cueva de Santimamiñe y el bosque de Oma.
A mi entender Vizcaya está tomando la delantera a Guipuzcoa, situándose a la cabeza de la oferta gastronomica de las vascongadas. Lezika es un caserío con alubiadas y platos tradicionales, convertido en un asador, de decoración rústica con jardines y terraza.
El caserío toma su color rústico de los alrededores, una construcción tradicional de la zona, piedra y madera.
La oferta en carne estaba clara desde el principio, ya que se postula como asador y como tal decidimos que una buena pieza iba a formar parte del día.
Nos acercamos dos comensales, Alfonso y el que suscribe, un día entre semana que por la afluencia de público podría decirse que parecía fin de semana, ya que el comedor estaba al completo.
Como sabeis me gusta hacer hincapié en los lugares en los que la oferta es local y en este caso era local hasta la cubertería. Una buena cubertería de acero español elaborado en Gernica, Cruz de Malta, la última empresa que elabora cubertería nacional, entre otras cosas. La cubertería de calidad es una nota muy importante en una comida, no es lo mismo comer con unos utensilios de calidad que con otros que carecen en su totalidad de calidad. Hasta la comida sabe mejor con una buena cubertería, esto es por supuesto extensible a la vajilla y a la cristalería.
Cuando me acercaba esporádicamente de jovencito a Bilbao y alrededores, uno de los vinos más extendidos por la zona era este que nos ofrecieron en esta ocasión, Faustino. Un tinto de chiquiteo que siempre me gustó, también se encontraba muy extendido en la zona de Laredo y Castro, el vino me trajo muchos recuerdos de aquella época, muy buenos recuerdos.
El pan resultó diferente, una elaboración de masa madre de las de siempre, panes hechos para aguantar el tiempo, muy tradicional, muy buen pan que te asegura una buena digestión.
Encontrándonos en un caserío estaba claro que queríamos tomar un plato de cuchara, alubias rojas. Generalmente soy muy esquivo con la alubia, ya que siempre hago comparaciones con las que estoy habituado a comer; el carico es para mí el rey y en general la alubia costera del Cantábrico, con sus mayores exponetes en la zona de Cantabria y Asturias. Pero si no viajas, no tienes con qué comparar y en esta ocasión el resultado fue el descubrimiento de una alubia roja de la zona muy interesante.
Una alubia roja similar a la tolosana, pero de mucha calidad, cultivada en la zona y acompañada de un generoso compango. Se le notaba una lenta elaboración, la alubia se había mantenido entera y sin excesivo pellejo, una buena alubia, más para comer acompañada que sola, pero una extraordinaria alubia.
El cocido le sirven con un poco de repollo, bien bueno. El repollo y la berza son dos vegetales que me encantan, siempre un poco subidos de sal a poder ser.
Después de intentar acabar la ración de alubias con tropiezos que compartimos pasamos al centro de la comida y oferta estrella del caserio, el chuletón.
Un chuletón de vacuna mayor, vaca vieja de 1,7Kg que habían sellado en la brasa y que nos sirvieron en una pequeña parrilla.
La carne resultó muy buena y bien atemperada, yo la ataqué desde el primer momento, el otro comensal es de más hecho, así que esperó a que se hiciera un poco más.
La carne venía acompañada de unas buenas patatas fritas y de los omnipresentes pimientos tipo Padrón, que allí se quedaron.
Nos llevó un rato acabar con el chuletón, ya que veníamos bien surtidos del guiso anterior, pero habiendo vino solo hace falta tiempo. Una comida en toda regla, de postre nada, no cabía más.
Al final llegó la receta, que fue de lo más contenida, un buen RCP.