Este fin de semana que llovía a esgalla, como no hacía bueno para dar un paseo, me bajé a ver a las verduleras en la plaza de la Esperanza, los puestos de fuera del mercado.
Cada vez que bajo a la plaza no puedo dejar de acordarme de mi abuela, a quien acompañaba a hacer la compra, para ayudarla a subir a casa las compras del día. Algo que hoy es impensable, la compra diaria de la comida.
El bajar a la plaza era todos los días una nueva aventura, ver pesar con la romanas, oír los juramentos de las pescadoras, la verborrea mercantil de las verduleras y en general disfrutar del ambiente que reinaba en este lugar de intercambio.
La mayoría de las verduras en aquellos años procedían de huertas de los alrededores de Santander (Cueto, Monte, Adarzo, etc.), que solían traer a la plaza las conocidas como «burreras», que transportaban las verduras, leche, legumbres, en general todo lo que bajaban a vender a la plaza, en burros con cuévanos, procedentes sobre todo de la zona de Monte, bajando a Santander por la Cuesta de las Burreras (Pedro San Martín).
No había día que no te rieras a causa de alguna anécdota, mi abuela era una mujer de carácter, educadísima no salía un taco de su boca, pero había algo que era superior a sus fuerzas el que la engañaran o lo intentaran. Cada vez que el día anterior la habían vendido algo que no era de su agrado, yo ya tenía diversión, a no ser que se produjera un cambio de mercancía sin problemas.
Así pase muchas mañanas de mi infancia, el pasado sábado me dije voy a darme un paseo a ver que se cuece, y la verdad es que estuvo de lo más entretenido.
Sigue habiendo una enorme oferta de frutas y verduras frescas debajo de este mar de plástico que cubre el exterior del mercado de la Esperanza. En esta ocasión me llamo la atención la variedad de setas que había en los puestos, de hecho compré unas shiitake procedentes de La Rioja , que era la primera vez que las veía.
Esta seta, de cultivo procedente de Japón y China, se considera como un elixir de vida desde hace más de 2000 años, siendo cultivada en la madera recién cortada de árboles. Aparte de sus indudables cualidades culinarias, base de numerosas recetas de sopas y woks, las propiedades medicinales de las setas shiitake se deben a un componente llamado lentinano, un polisacárido que regenera y refuerza las defensas del organismo de forma sorprendente, sobre todo contra virus y células cancerígenas. El shiitake (Lentinus edodes) es la seta más consumida en el mundo
En la cocina oriental se usan en woks y sopas sobre todo, pero también forman parte de rellenos para aperitivos, como los wontons o las gyoza japoneses.
Asistí también a la famosa arquitectura oportunista o de reciclaje de como montar un opuesto con cajas de fruta y no morir en el intento, observar la siguiente foto y no me digáis que no tiene mérito, como está construido el lateral del puesto.
Y de premio, al finalizar la visita, unas aceitunas en el puesto de Enríquez, el de toda la vida, con una increíble variedad de aceitunas y encurtidos, conservas etc.
En esta ocasión popurrí de aceitunas, pepinillos y cebolleta, otras que no se como se llaman y que son un pepinillo incrustado en una aceituna grande, unas aceitunas riojanas y dos latas de unos mejillones en escabeche que solo encuentro aquí de la marca La Jira buenísimos.