Hemos Comido…en Las Carolinas, comienzo de curso, alumnos recién llegados la cocina y al comedor.
Octubre 2016. La realidad es tan simple como que Las Carolinas es una escuela, por ello cocinan y sirven el comedor alumnos; podría ser que en algunas ocasiones la comida no estuviera a la altura deseada, pero realmente, eso no me ha ocurrido nunca, tanto en el servicio como en las elaboraciones.
Antes de entrar nos tomamos un vermú preparado por Alfonso Fraile, vermut La Solía, el que elabora nuestro conocido bartender Oscar Solana, acompañado de unas gotas de Beefeter y algún otro ligero toque, buenísimo.
A continuación paseo por la cocina a dar la brasa a Juanma España, profesor de la escuela y un profesional como pocos. En la cocina los alunmos aprendiendo bajo la atención de Juanma, comienzan a conocer la dureza de este oficio de primera mano, y son ellos los que elaboran la comida guiados por Juanma.
Después del periplo, mientras esperábamos nos sirvieron un aperitivo bienvenida, uno para celiacos, debido a que dos de los tres comensales lo eran.
Y un aperitivo bienvenida con gluten.
De primero verduras a la plancha. Muy buenas, según el comensal. Lo cierto es que es aspecto es espectacular.
Otro de los primeros, bacalao con setas y huevo poché. Muy del agarado del comensal.
Yo tomé lentejas caviar. Todo un clásico de la cocina de la abuela y como en casa todo un éxito.
De segundo dos de los comensales lubina. Muy a su gusto también.
Carrilleras de ibérico. Jugosas y tiernas, diferentes a las habituales al vino, en su jugo con un poco de sésamo, muy buenas.
De postre quesos de Cantabria. Una presentación muy original de quesucos de Liébana.
Torrija, que también me tomé yo, ya que lo pidió uno de los comensales sin caer en que no era apto para celiacos.
Un postre para celiacos con helado, fresas y algo similar al chantilly, delicioso según el comensal. A la vista una gozada.
Y panacota para terminar.
Para acompañar al postre una golosina en forma de cava, un Malvasia 2009, una delicia de espumoso.
Para acompañar al café unos bombones únicos. Preciosos a la vista y deliciosamente sorprendentes en boca.
Seguro que, antes de que termine el curso, volveremos.
Por El Mule