En pleno corazón del Sardinero, donde el mar se mezcla con la elegancia de los paseos y el murmullo de las terrazas, se encuentra Las Cántabras.
Las Cántabras, una vinoteca que no presume, pero que bien podría hacerlo. Su carta de vinos nacionales es tan variada como sorprendente, y lo que es más raro aún: aquí se sirve cava decente, frío y sin pretensiones.
Servidor, que no se considera sibarita pero sí reincidente, suele dejarse caer por este abrevadero cada vez que el Sardinero llama. ¿La razón? Además del cava bien servido, siempre hay alguna novedad vinícola que despierta la curiosidad y alegra el paladar. En una de esas visitas, compartí con mi hermano una botella de esa joya líquida que es el Ximénez-Spínola Exceptional Harvest 2023. Un Pedro Ximénez que no juega en la liga de los empalagosos: elegante, con dulzor contenido y una estructura que haría sonrojar a más de un blanco de renombre. Ya lo conocía, pero encontrarlo es como toparse con un unicornio en una cata: raro, mágico y digno de celebración.
La bodega Ximénez-Spínola merece mención aparte. En el marco de Jerez, donde las bodegas se cuentan por docenas y las etiquetas por cientos, esta casa destaca por su obsesión monógama con la uva Pedro Ximénez. No hay otra familia que se haya dedicado exclusivamente a esta variedad, y esa fidelidad ha sido recompensada con la “Denominación Varietal Pedro Ximénez de Acreditación Propia”. Vamos, que no es cualquier PX, es el PX.
Pero volvamos a Las Cántabras. Aquí el cava habitual es un Roger Goulart, servido a temperatura de respeto, como debe ser. Y si uno se anima a picar algo, la oferta de raciones es generosa: mucho laterío, quesos que hablan por sí solos y casi todo lo que se puede encontrar en su hermana mayor, Mantequerías Cántabras, que es como el primo gourmet del barrio.
En mi última incursión, toqué dos palos: abrí con el cava, como manda la cortesía, y cerré con una manzanilla que rompe moldes: Manzanilla Minuto. La única que no lleva nombre de mujer, y quizás por eso tiene carácter propio. Color oro viejo, limpia como conciencia de niño y brillante como escaparate en rebajas. En nariz, intensa y elegante, con ese aroma a levadura que te hace pensar en pan recién hecho y bodegas con historia. En boca, sorprende por su redondez: seca, fresca, con cuerpo y una amplitud que no se espera. Persistente, sí, pero fácil de beber gracias a su bajísima acidez. Una contradicción deliciosa.
Confieso que no soy muy de estos vinos. Me gustan los tragos largos, menos densos, más de conversación que de contemplación. Pero esta manzanilla me ganó desde el primer sorbo. Tiene ese algo que te hace levantar una ceja y pensar: “¿Y si me estaba perdiendo algo todo este tiempo?”
Por El Mule
Histórico de visitas a Gastro Bar Las Cantabras
- 📍 Ubicado en: Plaza italia n° 1. Santander Junto a Mantequerías, 39005 Santander, Cantabria
- 📞 Teléfono: +34 635 62 49 90
- 📱 Instagram: @lascantabras