Hemos Comido…en Laredo, en Casa Felipe, una bala que tenía en la recámara dese hace bastante tiempo pero que no terminaba de cuadrar, al final resultó todo un descubrimiento.
Agosto 2017. Dos comensales, un día muy caluroso en la capital pejina. Estuvimos tomando unos blancos en la zona vieja, un lugar que nos encanta para estos menesteres, aunque en los últimos años ha sufrido muchos cambios, unos a mejor y otros no tanto.
Nada más acercarme a la barra me encontré con una visión casi mística, unos maganos, aquí jibiones de guadañeta recién pescados, vivos, ya tenía clara una parte del almuerzo. A la vista también había alguna que otra elaboración, en este caso postre con una pinta más que buena.
El comedor resulta muy cómodo, bien acondicionado y con una temperatura justa para comer. Me llamó la atención que la mayoría de los comensales eran reincidentes, parroquia que conocía la personal, algunos fijos de menú diario y otros reincidentes de carta, cuando llegamos, eso sí, éramos los primeros y la atención fue rapidísima.
La carta resulta bastante extensa, pero nosotros apostamos por algunas de las especialidades del lugar, con una clara vocación por pescados y mariscos.
Éramos dos comensales y comenzamos compartiendo unas gambas frescas. Con un justo punto de plancha, una buena ración y unas gambas de buen tamaño, nos gustaron a los dos comensales.
Yo me tomé los maganos de guadañeta, uno de mis confesables vicios, media docena sin nada, plancha y nada más, exultantes, el más pequeño de todos exquisito, aunque valga lo mismo ya que se venden por unidades dame los pequeños, vamos, a partir de cierto tamaño, tampoco minúsculos para comerlos de un bocado. Resultaron un festival de sabores marinos, nunca me canso de estos cefalópodos, son un regalo al paladar.
De segundo mi acompañante se tomó unos bocartes a la plancha. Una elaboración extraordinaria, planchados por la parte interior, sellados y sin tocar en la exterior, sabor jugosidad y bocarte de buen tamaño, la mar en el plato.
De segundo tomé chuletillas de lechazo. Como a mí me gustan, con la grasa crujiente, una ración generosa y un lechazo de calidad. Me hubiera apetecido asado, que es una de las especialidades de la casa pero ese día no lo tenían, así todo mereció la pena la falta del asado, otra vez será.
De postre la típica tarta de queso, buena.
El servicio muy bueno, la elaboración muy buena de diez, cocina de producto, fresco, vivo y de calidad, el precio muy acorde.
Tenemos que volver para darle otra vuelta de tuerca a la carta.
Por El Mule
Travesía José Antonio III 5 39770 Laredo 942603212