Hemos comido…en LaPaca. un lugar que se ha puesto de moda en Huesca por su oferta dulce y salada para desayunar.
Según los entendidos en estos temas gastrosaludables, la comida más importante del día es el desayuno. En España (salvo en ciertos sectores que requieren un gran esfuerzo físico o a los que les queda muy lejos del desayuno la hora de la comida y han de rellenar este largo hueco con un gran aporte de energia) solemos desyunar muy mal y no por falta de ganas sino más bien por ganarle unos minutos al reloj.
Yo cada vez que puedo me apunto a uno de estos desayunos saludables, pero habitualmente suele ser en vacaciones.
Recuerdo la primera vez que oi hablar del megadesayuno y el porqué. Esto venía de la mano del fundador de Bodegas Fuente Dé, que en su juventud subía a los montes de Liébana a talar y justo antes de comenzar se pegaban un desayuno de campeones en el cual los huevos pasaban la docena, la barra de pan y el tocino frito a raudales, y para entrar en calor un buen trago de orujo; era gente de otra pasta, pero esto lo desayunaban a las cinco de la mañana y hasta más o menos doce horas después no volvían a comer, unos cuantos platos de cocido lebaniego, y aquí se acababa la alimentación diaria hasta el siguiente desayuno.
Pero en esta visita no se trataba de emular esas gestas lebaniegas, sino de tomar un desayuno que nos aportara enegía para toda la mañana. La oferta del local es única, tanto en dulce como en salado. Os voy a dejar constancia de dos visitas, ya que la primera la hice solo y en la segunda me presenté con mi hija, que es celiaca, y esta es otra de las posibilidades del local, tiene una extensa oferta libre de gluten.
El local me pareció muy agradable y de bonita decoración, con una isla central donde se exponen los dulces que le dan fama y que hacen que la gente venga a primera hora a comprarlos, para llevárselos acasa o para disfrutarlos in situ como nosotros. Entre estas elaboraciones de repostería la que más fama ha tomado ha sido el croissant de mascarpone.
En mi primera visita tomé un café cortado, muy bien elaborado por cierto y muy a mi gusto, y una coca hojaldrada de jamón, mozzarela, tomate, rúcula y pesto (apta para celiacos, de esto me enteré al día siguiente). Por sí sola merece la visita, difícil de comer pero deliciosa, mejor si la coges con las manos que intentarlo con cuchillo y tenedor, como hice yo.
Al día asiguiente, siendo dos comensales, el otro tomo café y un zumo de naranja con mango, del cual repitió y del que yo probé un poco siendo este espectacular, delicioso. El café lo acompañaron con una tapa de torrezno con chocolate que nos gustó tanto que terminamos comprando un bote.
En lo referente a lo salado tomó una tosta de pan sin gluten con aguacate, tomate, burrata, sésamo y pipas de calabaza, que por cierto le gustó muchísimo.
Yo tomé un huevo bendictine, donde sutituí el salmón por lacón y os puedo asegurar que el cambio es a mejor; la salsa holandesa estaba perfecta y le acompañaba un aguacate muy bien aliñado. Deseando repetir.
En casa no somos de desayunar dulce, pero la oferta del LaPaca toca los dos palos y es algo que te permite experimentar con una combinación infinita de desayunos. Yo lo tengo clarísimo, pienso volver.