Comer en La Loma del Chonuco torreznos, tataki y un postre con alubias
En La Loma del Chonuco la mesa se organiza de una forma peculiar: lo que parece un menú tradicional termina sorprendiendo con un desenlace poco habitual. Nuestra visita, tres comensales, comenzó con un picoteo variado para compartir.
El primer plato en llegar fue el torrezno soriano, uno de los grandes emblemas de la gastronomía castellana. Su preparación suele comenzar con un confitado lento de la panceta, que garantiza jugosidad interior, y un posterior golpe de fritura que asegura esa corteza crujiente que tanto se busca. Aquí, el resultado fue un torrezno equilibrado, con la grasa bien fundida y la piel perfectamente crujiente.
La Loma del Chonuco
A continuación, llegaron los chipirones a la plancha con alioli y patatas fritas. La técnica de la plancha respeta el producto, manteniendo la carne tierna, aunque el conjunto resultó correcto sin destacar en exceso.
No podía faltar un clásico de las barras de verano: los gambones al ajillo. Este plato, que se popularizó en la cocina española de las décadas pasadas, combina marisco con ajo laminado y aceite de oliva caliente, un recurso sencillo pero efectivo que despierta recuerdos en más de un comensal.
El siguiente paso fue un tataki de carne. Esta técnica de origen japonés consiste en marcar la carne a alta temperatura para sellar el exterior, manteniendo el interior casi crudo. En el Chonuco lo presentan con un buen corte y un punto de cocción que realza la calidad de la pieza.
El gran giro vino al final: como plato principal y servido en lugar del postre, llegaron unas alubias con gambón, mejillones y vieiras. Una combinación poco común, pero bien resuelta. El guiso ofrecía un caldo con notas intensas de marisco, mientras que las alubias mostraban una cocción precisa: firmes y enteras, sin deshacerse.
El resultado fue un cierre tan sorprendente como contundente, demostrando que en este restaurante la tradición se entrelaza con propuestas inesperadas.
En definitiva, La Loma del Chonuco propone un recorrido que va del torrezno soriano a un plato de legumbres con marisco servido al final de la comida. Una experiencia singular que deja claro que la gastronomía también puede sorprender cuando se atreve a alterar el orden de los menús habituales.
Por El Mule
- 📍 Ubicado en: Barrio Solia, 28, 39690 La Concha, Cantabria
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