Hemos Comido…en La Flor de Tetuán, ha habido un cambio en la dirección y se ha hecho cargo del local Maite del Marucho.
Enero 2017. El local matiene su esencia, otro tipo de negocio enfocado a otro tipo de cliente que el del Marucho, por lo que mantine su oferta de rango superior y su enfoque más elitista, aunque Maite con su inmensa simpatía inunda el local y recibe a todos los clientes por igual y uno a uno a pie de comedor.
Esta vez comenzamos bien, tomando un cava en la barra mientras esperábamos y comimos con una de los mas clásicos champagnes, un Moet Chandon Brut Imperial, que por supuesto nos acompañó maravillosamente durante toda la comida.
De aperitivo algo que ya ponían como tal durante la anterior gestión, unas rodajas de tomate para abrir boca con un poco de pan. Por cierto y hablando de pan, el local es apto para celiacoa al igual que el Marucho, también disponen de pan sin gluten. Por cierto yo ya no sé que creer y que no creer, pero me llegó el otro día este artículo sobre el pan que me ha dado mucho que pensar: El falso pan que nos enferma .
Al final se apuntó a la comida mi hija y fuimos tres comensales, dos celiacas y yo. Comenzamos con unas almajas de Carril a la plancha, última vez que las tomo así. Se puso burra la niña y no las quería al natural que es como deben ser. No es que estuvieran, mal ni mucho menos, pero hay una diferencia abismal entre una forma y otra, y este tipo de almeja es para comerla cruda.
Por cierto, las almejas eran esculturales, pero me reivindico en el juicio anterior, deben comerse crudas. Para la plancha o de otra manera mejor otro tipo de almeja.
Continuamos con unos percebes de Galizano, no muy grandes pero sí muy sabrosos, con el característico sabor a mar. Pipas de mar empiezas y no acabas.
Dentro de lo que denomino entrantes, unos berberechos, verigüetos o gurruñañas como usted quiera llamarlos dependiendo de su origen. Es algo que a mí me priva desde siempre y otra cosa que me cuesta dejar de comer, son otras «pipas» de mar para mi, y al resto de mi familia le ocurre lo mismo con los berberechos, los percebes y las coquinas.
Al final lo compartimos todo y a partir de aquí podríamos definir como los platos principales. Salpicón de langostinos y rape, y como su propio nombre indica langostinos, rape, (en grandes cantidades) aceite, vinagre, pimiento y cebolla. Un salpicón como Dios manda, o actualizándolo podríamos llamarlo cebiche cántabro de langostinos y rape, con un par acabamos de inventarnos una nueva definición de este clásico, reconvertido a cocina fusión.
Las ineludibles gambas de siempre de la Flor, algo que aquí bordan, con un ligero y rápido toque de plancha y una buena cantidad de sal, deliciosas.
Para terminar la comida algo con lo que a mí me encanta acabar las comidas a base, de marisco, con carne. Por cierto, una carne muy bien elaborada y con un punto excelente, buena de sabor y blanda, vamos, con una maduración adecuada. Las patatas fritas estaban de cine, ni finas ni gruesas, crujientes, el compañero perfecto de cualquier carne.
De postre fresas con nata, pero nata de verdad.
Yo me dejé llevar por la tentación del tocino de cielo, buenísimo.
YAl final llegó la receta, una comida de las bien bien, en mi opinión un buen RCP.
Por El Mule