Cuando se trata de celebrar, elegir el restaurante adecuado marca la diferencia. En esta ocasión especial, decidimos confiar en un clásico que nunca decepciona: La Flor de Miranda, un referente en Santander para los amantes del marisco y el pescado fresco.
Éramos tres comensales, dos de ellas celiacas con predilección por los bocartes y el pescado en general. La atención del restaurante fue impecable, adaptando cada plato a sus necesidades sin perder calidad ni sabor.
Comenzamos el almuerzo con un vino espumoso Gramona, servido a la temperatura ideal. Este tipo de vino, elaborado mediante el método tradicional, es perfecto para acompañar mariscos por su frescura y acidez equilibrada.
Los percebes fueron el primer bocado: de buen tamaño, cocidos con precisión y con el punto de sal justo. Este crustáceo, considerado un manjar en la costa cantábrica, requiere una cocción breve y exacta para resaltar su sabor y textura.
A continuación, las gambas blancas, una auténtica institución en La Flor de Miranda. Las pido desde hace años y siempre mantienen su nivel. De hecho, muchas veces me acerco solo a la barra para disfrutar exclusivamente de esta ración. La cocción justa y el producto fresco hacen que cada bocado sea memorable. También destacan los langostinos, que aquí dominan con maestría.
Teníamos dos platos en mente: las coquinas, difíciles de encontrar en Santander, y el salpicón de oyocántaro, que aquí preparan como en ningún otro sitio. Lamentablemente, ambos se habían agotado. El salpicón, en cualquiera de sus versiones (clásico, de langosta o de oyocántaro), es uno de los puntos fuertes del restaurante, y sin duda volveremos por él.
Mis acompañantes optaron por bocartes a la plancha, una elaboración sencilla pero que exige precisión. En La Flor de Miranda siempre cuentan con ejemplares grandes y frescos, y la plancha los deja en su punto justo. Solo escuché elogios.
Yo me decanté por el rape, un pescado que me encanta pero que llevaba tiempo sin probar. Estaba perfecto: textura firme, sabor limpio y cocinado con mimo. Me recordó al que preparaba mi madre alangostado, una receta que hoy es casi imposible encontrar en la oferta hostelera.
Para cerrar, pedí mi postre habitual: la tarta de hojaldre. Ligera, crujiente y con ese punto de dulzor que invita a repetir.
Por El Mule
Histórico de visitas a La Flor de Miranda
- 📍 Ubicado en: P.º del Gral. Dávila, 2, 39005 Santander, Cantabria
- 📞 Teléfono: +34 942 52 66 98
- 📱 Instagram: @laflordemiranda