Hemos Comido…en La Cartería de Cartes, un restaurante que sube día a día escalones en el nivel gastronómico de nuestra comunidad.
El entorno merece la pena la visita, el camino real muy bien conservado y con un gran colorido debido a la competencia por tener las flores y plantas más bonitas.
Tuvimos la ocasión de beber uno de nuestros champagnes favoritos, Piper-Heidsieck, que nos acompañó maravillosamente durante toda la comida.
Comenzamos con una degustación de AOVE variedad blanqueta y mantequilla al limón.
Escabeche de zanahoria, vieira y perdiz. Un escabeche muy ligero, un complejo mar y montaña. Muy bueno, pero soy partidario de escabeches más intensos.
Alcachofa en flor, jamón ibérico y jugo de carne. Deliciosa, el jugo de carne incorporado aporta potencia al vegetal, muy de mi agrado y del de mi acompañante.
Arroz, cigala, judías y coliflor. Un arroz sabroso, seco y de gran sabor, al dente y las verduras que le acompañaban también. Una de las pocas veces que una cigala, que forma parte de un arroz, está tan en su punto. Un arroz muy recomendable.
Carabinero, patata chip, huevo y trufa. Esta ración entra dentro de lo que yo entiendo como vicio, un bocado de todos los componentes en conjunto conduce directamente a la gloria. Es una pasada.
La comida la hemos acompañado de principio a fin de Piper Heidsieck y para acompañar al postre Pedro Jiménez de Lustau, es un vino dulce, aterciopelado y suave. Destacan los aromas a pasas e higos. En boca es voluminoso, con un final largo y persistente.
Y un Fondillón. El Fondillón es un vino de Alicante, entendiendo como tal aquel que ha conseguido su alta graduación alcohólica de manera natural, siendo además uno de los vinos históricos más importantes de Europa. Ha de elaborarse al 100% con la variedad Monastrell de Alicante.
De postre fresas y cuajada de coco.
Comida placentera de cabo a rabo. Y un RCP inigualable.