Hemos Comido…En Hoznayo, en La Parrilla, tenía una cita con este lugar un tanto olvidado y que durante mucho tiempo fue un referente, sobre todo para comer carnes a la brasa.
Las últimas experiencias en este lugar no fueron todo lo gratificantes que yo esperaba, conocí su época de esplendor cuando Eladio oficiaba la brasa, así que les tenía pendiente una visita para deshacer los entuertos anteriores.
Conocí a Eladio a traves del padre de un gran amigo, que nos llebava en ocasiones a tomar y comer algo aqui, Pedro. La norma general cuando nos acercábamos era una carne excepcional, unos cortes diferentes y un RCP extraordinario.
Con el tiempo volví en dos ocasiones con companeros de trabajo, una de las veces a tomar un cocido lebaniego y otra a tomar carne. En estas dos ocasiones resultó un «ni fu ni fa», nada que ver con mis anteriores experiencias.
Algunas de las especialidades a la parrilla de esta casa son los riñones de lechazo y los chorizos criollos.
Los productos cárnicos como las chuletas , la tira de asado o ‘churrasco’ y el solomillo son sin duda los platos más destacados de este restaurante. Todas las especialidades en esta casa se preparan a la parrilla, con carbón vegetal.
A la entrada nos encontramos con «La primera pariila de Cantabria».
Al final de la barra, a caballo entre esta y la cocina, la venerada parilla.
Llegué bastante pronto y el comedor intermedio estaba con una única mesa ocupada, pero el más interior ya estaba lleno y en la entrada también había gente comiendo, para lo pronto que era me resultó un poco chocante y empecé a pensar que algún cambio se había producido en el lugar. Cuando me fui, a eso de las tres, estaba lleno a rebosar.
Comí con un vino tinto, el habitual de la casa, un Lagunilla crianza, un rioja bebible sin más que acompañó perfectamente.
Comencé con unas mollejas a la brasa. Ración enorme, muy buen punto y extraordinario sabor, con el regusto a humo característico de estas elaboraciones. Alguna de las mollejas tenía cierta textura pastosay granulosa, no llegé a saber el porqué pero en lo relativo a sabor y elaboración eran espectaculares.
La molleja es una de esas partes de los animales, que solemos considerar casquería y que podríamos decir que han permanecido mucho tiempo casi olvidadas.
La molleja es un despojo de ternera o de cordero, formado por una glándula, el timo, situada en el pecho, delante de la tráquea. En los animales adultos desaparece.
De plato principal un entrecote de lomo bajo. El entrecote es uno de mis cortes favoritos y se corresponde con el espacio intercostillar, vamos, la carne que hay entre costilla y costilla.
La carne resultó tener una maduración correcta y al ser de res mayor, no vaca vieja pero sí novilla o similar, perfecto punto para mi gusto, muy buen sabor y el grado de dureza también correcto.
Me gustó y me volvió a la mente aquellos chuletones, entrecotes, chorizos criollos, riñones etc. que nos preparaba Eladio cada vez que nos acercábamos a tomar unas raciones o a comer. La verdad es que cada vez que nos acercabamos terminabamos quedándonos a comer.
Y llegó la hora de pagar, se cierra el círculo y la relación hostelero cliente. Tras esta última visita La Parrilla cumple al cien por cien con mis espectativas, buen producto, buen fuego, buena elaboración, raciones generosas y un justo precio. La Parrilla vuelve a ser lo que era.
Os dejo un artículo interesante sobre los diferentes tipos de carne de vacuno dependiendo de la edad y el sexo:
«Para carnívoros». Así titula la revista que edita la Lonja de Binéfar un artículo ofrecido por FRIBÍN (Punto Carne), en el que se detallan las diferencias entre los distintos tipos de carne de vacuno.
La carne supone el 23 por ciento del gasto alimentario de las familias españolas. La carne más consumida es la de pollo, seguida de carnes transformadas, porcino, vacuno y ovino-caprino.
El artículo «Para carnívoros» dice así:
«¿Chuletón de vaca o de buey? ¿Filete de añojo, novillo o toro? Muchas veces aparecen confusiones a la hora de saber de qué tipo de animal es la carne que vamos a consumir. Los datos deberían aparecer claramente en el etiquetado del animal pero por si acaso os remitimos a la clasificación más habitual basada en la edad y el sexo del animal.
TERNERA BLANCA. Animal (macho o hembra) que sólo ha consumido leche, y que va de los 0 a los 8 meses de edad. Su carne es blanca, rosa muy claro.
AÑOJO. Macho o hembra de 8 a 18 meses de edad, alimentada generalmente con forrajes y pienso. Su carne es rosada y tiene un sabor suave, pero es más sabrosa que la ternera lechal o blanca. Suele ser muy tierna y es la más consumida en la zona mediterránea. Es lo que habitualmente encontrarás en el punto de venta. En nuestro caso hembras.
NOVILLO O NOVILLA. Macho o hembra de entre 14 meses y 3 años de edad, con carne más roja que los anteriores y con más sabor.
BUEY, VACA, TORO. Son machos o hembras de entre 3 y 5 años, aunque pueden llegar a más edad. Su carne es muy roja y de sabor más fuerte que en los casos anteriores. El color de la grasa suele ser más amarillo en lugar de blanco. Necesita de más maduración que los anteriores para que sea tierna.
La diferencia entre el toro y el buey es que éste último está castrado y, por ello, su carne estará más infiltrada de grasa (lo que le da ese aspecto marmóreo sinónimo de calidad). Es una carne roja, sabrosa y que necesita un gran periodo de maduración. La disponibilidad de bueyes es muy escasa, por lo que su precio suele ser muy elevado. Casi todos provienen de importación.
Ya publicó la OCU en el 2011 cuando la carne de buey se puso de moda:
Hoy en día la carne de auténtico buey casi no existe debido a lo caro que resulta su producción y, luego, la maduración de su carne, que debe ser necesariamente más larga. Lo que se suele vender bajo el nombre comercial de carne de buey son piezas procedentes de vacas lecheras que se retiran de la producción de leche, se ceban durante unos meses para que se engrasen y después se sacrifican. Su carne es también de buena calidad pero su precio es mucho más asequible. El único problema es que no se venden bajo la denominación correcta: Debería poner carne de vaca y no de buey.
En definitiva:
– Cuanto mayor es el animal más roja es la carne, más sabor tendrá y más tiempo de maduración necesitará.
– Los machos castrados y las hembras suelen desarrollar mayor grasa infiltrada, lo que es sinónimo de calidad.
– Por lo general, lo que ofrecen los restaurantes suele ser vaca y no buey. La forma de diferenciarlo (además de las anteriores) reside en el precio».
Es un artículo publicado por la Lonja de Binéfar, ofrecido por FRIBÍN (Punto Carne).