Vermuteo con sabor a tradición en el Bar Hoyuela: pastrami, rabas y un Lustau de altura

El vermut no es solo una bebida, es una experiencia. Y en el Bar Hoyuela, ubicado en pleno corazón de Maliaño, esta tradición se mantiene viva con una propuesta que combina lo clásico con un toque de sofisticación. Bajo una nueva gerencia que ha sabido leer el alma del local, el vermuteo vuelve a ser protagonista, acompañado de raciones que rinden homenaje a la cocina popular cántabra.

Cesar Villacorta Hoyuela el vermuteo

Tradicionalmente, el Hoyuela ha sido un punto de encuentro para el aperitivo, ese momento sagrado del mediodía en el que el vermut y los fritos compartían mesa con la conversación pausada. La nueva dirección ha querido mantener y potenciar esa esencia, sabiendo que en la autenticidad está el verdadero valor gastronómico.

Con esa premisa, nos acercamos a la hora del vermut para comprobar de primera mano si el espíritu del Hoyuela seguía intacto. Y vaya si lo está.

Hoyuela el vermuteo

La experiencia comenzó con unas cervezas perfectamente tiradas, frías y con la espuma justa. Pero el verdadero protagonista fue el vermut preparado, una bebida que ha vuelto con fuerza al panorama gastronómico y que en el Hoyuela se sirve con mimo.

Por defecto, el vermut de la casa es Martini, una elección clásica. Sin embargo, para los paladares más exigentes, el local ofrece alternativas de mayor carácter. En esta ocasión, optamos por un Lustau preparado, uno de los vermuts jerezanos más reconocidos, elaborado con vinos de Jerez y una cuidada selección de botánicos. Servido con un twist cítrico y algún que otro toque secreto, el resultado fue un trago equilibrado, aromático y muy apetecible.

Hoyuela el vermuteo

La carta del Hoyuela no se queda atrás. Comenzamos compartiendo un sándwich de pastrami que nos transportó directamente a Nueva York. Pan tostado recién hecho, pepinillo, mostaza, queso fundido y una carne jugosa y bien especiada. Una combinación ganadora que demuestra que en Maliaño también se puede disfrutar de sabores internacionales con nivel.

A la vista del nivel de las viandas, no pudimos resistirnos a pedir unas rabas, ese clásico cántabro que nunca falla. Y fue todo un acierto: fritura perfecta, textura tersa, sin exceso de aceite y servidas bien calientes. Un bocado imprescindible para quienes visitan la región y quieren probar lo auténtico.

Para completar la experiencia, no podían faltar unas gildas, ese pincho que combina aceituna, guindilla y anchoa en un solo bocado. En el Hoyuela las preparan con esmero, logrando un equilibrio perfecto entre salinidad, acidez y picante. Ideales para acompañar cualquier vermut o cerveza.

Sandwich de Pastrami

Sandwich de Pastrami

Hoyuela el vermuteo Las Rabas

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Por El Mule

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