Hemos Comido…en el restaurante La Fundación, propiedad de Gema Sánchez, propietaria de La Atalaya en Pontejos

cerrado

La cocina, se basa en la oferta de una cocina tradicional con una presentación moderna, sin dejar a un lado la calidad de las materias primas, ofreciendo una interesante mirada de autor a la cocina santanderina de toda la vida, todo ello apoyado por una amplia carta de vinos que recoge la mejor selección de la geografía española.

El restaurante ha pasado por varias fases desde su apertura, estando en este momento la parte del local dedicada a restaurante cerrada y ejerciendo la del bistro como centro del local. En el se pueden degustar raciones tan emblematicas como las  albondigas de cordero tan famosas de la Atalaya. En este local se encuentra como chef Luis Soto, durante mucho tiempo chef de La Atalaya

Creo que es una pena que aún no se haya publicado una biografía de Mayte Aguado del Castillo, santanderina de gran influencia en Madrid, donde regentó algunos de los restaurantes favoritos de las personalidades artísticas, políticas y culturales de la época, particularmente el “Mayte Commodore”, inaugurado en 1952. Lo digo por dos cosas: primero por el interés del personaje y segundo por aquello de la “memoria histórica” tan necesaria siempre. ¿Acaso ahora, además, no se reivindica, con toda razón, el papel de la mujer en la historia? Mayte Aguado era “atalayera”, o sea, de la Atalaya santanderina, lo mismo que su nuera, Gema Sánchez Incera, que en Pontejos regenta “La Atalaya”, restaurante en el que lo exquisito no riñe con lo económico, y uno puede sentarse a disfrutar de una cocina de calidad más que contrastada en un ambiente muy agradable y, desde luego, recomendable

En los restaurantes se ha cocido, nunca mejor dicho, buena parte de lo que ha sido este país, para bien o para mal, en el último medio siglo; por eso a determinados lugares, como los de Mayte, habría que considerarlos poco menos que como templos de nuestra memoria colectiva, y a quienes los promovieron, personas importantes en la consideración histórica, porque en verdad lo fueron en su momento. Mayte Aguado promovió dos premios, uno de carácter taurino en 1960 y otro teatral a partir de 1972, que han sido excusa para la congregación de distintos impulsos y personalidades en diferentes momentos de esta nuestra España. A partir de 1990, año del fallecimiento de Mayte Aguado, su hijo Luis ha mantenido los premios en el entorno de la Fundación Premios Mayte, que en 2006 se trasladó a nuestra tierra, que, como he dicho, era la tierra de su primera y gran impulsora. La Fundación realiza diversas actividades de carácter artístico, teatral y editorial, incluyendo una revista miscelánea trimestral, “DArtes”, que dirige Raquel Aguado.

Hay algo que no puede olvidarse en la cultura de este país, sobre todo cuando se insiste tanto, y de forma crónica, en la crisis del teatro: el teatro ha sido siempre o casi siempre iniciativa privada, encabezada por empresarios que, a menudo con escasos medios y en coyunturas muy complicadas, han apostado por mantener teatro estable y compañía de actores que han puesto cuerpo a buena parte de las inquietudes culturales de sus contemporáneos. Hoy en día se lee poco teatro y su representación sigue siendo casi heroica si no se cuenta con la preceptiva subvención gubernamental (perdiéndose así, creo, parte de la libertad que le es inherente). Pero no olvidemos que el teatro ha sido clave en España y que ha representado, incluso en obras aparentemente inocuas, un cauce para la inquietud política. La nómina de los galardonados por los Premios Mayte de teatro, con la que acabo estas líneas dominicales, creo que da cuenta de la entidad de esta iniciativa privada a la que creo que hay que seguir con atención y valorar en su justa medida: Juan José Alonso Millán, José Luis Alonso de Santos, Aurora Bautista, Albert Boadella, Antonio Buero Vallejo, Fermín Cabal, Alberto Closas, Ana Diosdado, Nuria Espert, Fernando Fernán Gómez, Joseph María Flotats, Antonio Gala, Ángel García Moreno, Carlos Hipólito, José López Rubio, Adolfo Marsillach, Conchita Montes, Francisco Nieva, María Fernanda d´Ocón, Francisco Ors, Emma Penella, Juan Carlos Pérez de la Fuente, Gustavo Pérez Puig, José Carlos Plaza, Juan Antonio Quintana, María Recatero, Berta Riaza, Amparo Rivelles, José María Rodero, José Sacristán, José Tamayo, Manuel Tejada, Yolanda Ulloa, María Jesús Valdés y Concha Velasco; han merecido los recientes Premios Mayte Cantabria, además, Ana Labordeta, Vicky Peña, Blanca Portillo y Paco Valladares. Díganme si sobra alguno de todos estos nombres en la historia reciente de nuestro teatro. Y díganme si iniciativas como ésta no son necesarias en nuestro panorama cultural, complementándose con otras que por bien de todos nazcan, y no siempre al amparo de la pública urbe. 

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El Pindial 184 39530 Puente San Miguel 942838472

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