Hemos Comido…en Renedo de Piélagos pegados a la estación, centro neurálgico del pueblo

En el siglo X aparece como Ranedo, derivado clarísimo de rana, de tal manera que se traduciría por un «lugar en que abundan las ranas» lo cual se explicaría por las condiciones físicas del núcleo dispuesto al borde del río Pas y un área deprimida donde las acumulaciones de agua y la humedad facilita la presencia de estos anfibios.

Agosto 2011. El restaurante se encuentra detrás de bar, el bar es el típico de estación de autobuses, el restaurante se encuentra bastante bien conservado, y a lo largo de la comida se fue llenando, dando lugar a un buen tráfico de personas que terminaban y otras que entraban dando lugar a una muy alta rotación de mesas.

Nos habían recomendado el menú del día y así lo hicimos, nos desplazamos hasta Renedo Ramón y yo. Elegimos los mismos platos, de primero alubias rojas.

Los caricos son las alubias rojas de Cantabria. Su producción es escasa ya que en la mayoría de las huertas se plantan para consumo propio, por ello escasean y su precio es elevado, unos diez euros el kilo.  Son unas alubias extremadamente tiernas y con apenas pellejo. Los caricos con chorizo son sin duda, uno de los grandes platos de la gastronomía Cántabra.

Su nombre, ca-ri-cos , es la «españolización» del término «alubia» en francés ,ha-ri-cots. Herencia del paso de los franceses en el siglo XVII o al menos eso me han contado y ya sabes cuando el rio suena.

Te sirven directamente de la sopera hasta que dices basta, una alubia hecha perfectamente, suave y con ese caldo meloso típico de la alubia roja se le nota el acompañamiento de verdura, cebolla, pimiento, zanahoria y el omnipresente chorizo característico de este guiso tan nuestro. El paseo merece la pena aunque solo sea por las alubias.

Ah, si lo pides te sacan unas guindillas para acompañar a las alubias, algo muy típico de la zona de Ribamontan al Mar, de donde yo tomé la costumbre. En aquella zona cultivaban guindilla y la metían en vinagre, picaban que no era normal y se les echaba un poco de ese vinagre a las alubias, se me hace la boca agua de pensarlo. En esta ocasión eran las típicas guindillas vascas que pican poquísimo, pero me hizo mucha ilusión y me gustaron.

De segundo los dos también coincidimos en lo mismo: pimientos rellenos. A diferencia de los pimientos de La Modernista estos estaban hechos con carne picada, la textura es distinta y yo diría que mezclaba carne de vacuno y de cerdo, también tenía huevo a modo de revuelto el relleno, pero la verdad es que es sabor era buenísimo y acompañados de una salsa casera de tomate de riquísimo sabor. El único inconveniente la textura de la carne, por intentar poner algún pero, porque la verdad es que estaban buenísimos. Las patatas que los acompañaban también, aunque me surgieron dudas sobre su origen, pero la verdad es que estaban muy buenas.

De postre yo tomé mi tan querida tarta helada, cada vez que tengo oportunidad la tomo, pues cada vez es mas dificil encontrarla y Ramon natillas, a todas luces caseras.

Comimos con una copa de Lagunilla y botella de agua.

En resumen el lugar merece para el menú, para la carta habra que probar en otra ocasión. Un menú muy autoctono, tradicional y bien de precio, el personal muy amable y servicial. Nos gustó como referente de comida tradicional.

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