La Fonda Europa es un exponente de tradición gastronómica de la zona, a la vez que alberga un hotel que merece la pena.
La Fonda nace allá por 1711 y practica una gastronomía de fonda dedicada a preservar los sabores de toda la vida: la cocina catalana de tradición popular. Un cometido con el que se da vida a un recetario protagonizado por los sofritos, los arroces, la casquería, las cazuelas, poniendo el acento en las picadas, la esencia por excelencia. .
La fonda dispone de 37 habitaciones espaciosas, elegantes y modernas, diseño y confort son indiscutibles. Las estancias de la primera planta fueron restauradas por los arquitectos Ricard Balcells y Mariano Bordas, su proyecto fue galardonado con el Premio Fad de Interiorismo del año 1993. Las de la segunda y la tercera, por el reconocido diseñador Carles Riart. Si teneis oportunidad alojaros en este maravilloso hotelito.
Tomate, champiñón, cebolla y un pimiento de diez a la llauna, sobre una coca crujiente que no pierde el tipo con la humedad del conjunto, sobre todo por el tomate. Todo muy al punto, hasta el calabacín y la berenjena están buenos. Buen género y cuidado en la elaboración, una carta tradicional, con cocina de fogón, de temporada y proximidad.
Cap y pota, amen. Justamente picante y catalán, mejor imposible. Es evidente que el ‘cap i pota’, literalmente: cabeza y pata, es distinto de los callos a la manera tradicional, pero yo invitaría a cualquier amante de los callos a establecer comparaciones, si te gustan y disfrutas con unos buenos callos no tengo dudas que este guiso catalán te va a encantar.
Una de las cosas que diferencian a esta casquería es el añadido de la ‘picada’, elemento básico de la cocina catalana, que suele consistir en el resultado de majar pan frito, piñones y ajo.
De postre un semifrío de canela.
La Fonda Europa es mi aliojamiento favorito en Barcelona, y su restaurante de los que siempre intento repetir, os aconsejo la visita.
Por El Mule