Hemos Comido…en la Feria de Abril, sí sí, como lo oyen, en la Feria de Abril en pleno centro de Monte en La Prensa.
Abril 2017. Hay una frase que para mí define el espíritu del Cantábrico, siempre conocido en el resto de España como el Norte, y esa frase es: El Norte no es un lugar, es un estado de ánimo. Los norteños somos muy de morriña, no acabamos de salir de nuestro terruño y ya lo echamos de menos.
Esto mismo pasa con la Feria de Abril, es una celebración que por lo que veo se utiliza como excusa para montar un sarao en esas fechas, y de paso bailar unas sevillanas, aunque la mayoría de lo que escuchamos sea rumba. Vamos, un estado de ánimo propenso a la celebración.
La Prensa es uno de mis lugares fectiche, nunca me ha fallado y se lo he recomendado a mucha gente, que a su vez me ha confirmado esta teoría, convirtiéndose muchos de ellos en asiduos. Esta vez teníamos la intención de tomar otras cosas que no son lo habitual del restaurante y así lo hicimos.
Como podeis ver ofertan dos menús diarios, uno de 12 y otro de 18€, donde se impone siempre algún plato de cuchara. También disponían de unas recomendaciones del día con un precio muy atractivo.
Mientras esperábamos nuestra comanda, nos sirvieron un aperitivo, unas navajas y unas vieiras, muy bien planchadas y de gran sabor.
Comenzamos con un molusco que me encanta, el berberecho, cada vez más difícil de encontrar y más aún por estos lares, debido a su baja demanda. Para mí uno de los reyes, junto al mejillón y la coquina, del aperitivo.
Una buena ración, buena cocción y buen precio, este bivalvo de segunda ha promovido hace tiempo a primera dicision aunque solo sea en precio. Dos de los aperitivos típicos (berberecho y caracolillo) y siempre de segunda división, con habitualmente un módico precio se han puesto al nivel de la reina, la almeja, y en muchos casos superan al mejillón, ley de la oferta y la demanda.
Nuestra intención era hacer una atípica comida, no fue ni la realidad ni la totalidad, no pudiendo resistirnos a unas gambas a la plancha, bien cargadas de sal y justas de calor, una delicia.
Otro palo que tocamos fue media ración de rabas sin gluten, dedicadas a uno de los comensales, invitado por un pariente cercano (de mesa no de parentela) sabedor del vicio del otro comensal y de la dificultad de encontrarlo generalmente. Por cierto, yo probé de ellas y no desmerecen en nada a la elaboración clásica.
Y aquí va mi guiño a otras elaboraciones clásicas del lugar, costilla de ibérico asada a baja temperatura, algo fuera del universo marítimo del lugar, y he de decir que la elaboración merece un sobresaliente, carne jugosa tostada, acompañada de un gustoso mojo y unas buenas papas de gran tamaño, la ración también de gran tamaño.
Los otros dos comensales compartieron un entrecot de tudanca, dentro de lo también descrito por mi parte como poco habitual del lugar, aunque por lo que pude percibir y me contaron, quedaron encantados con una carne sabrosa, bien madurada y en su punto.
De postre helado, que compartieorn lo otros dos comensales.
Yo tomé sorbetre de cava, muy fresquito un buen final.
Con la con la comida nos acompañó un cava Sumaroca, conocido de otras ocasiones aquí, con un punto de frío muy correcto por no decir perfecto.
Y para el chupito de uno de los comensales, pues fue el único que tomó un destilado como final, un Macallan.
El precio como podeis comprobar buenísimo, aun no incluyendo la invitación de las rabas, no habría subido mucho más. El personal de sala, por cierto, funciona en este sitio de maravilla.
Por EL Mule