Acompañamos la comida con Gramona Imperial, del que ya hemos hablado en otras ocasiones y que es uno de mis cavas favoritos, aunque actualmente parece ser que se salió de D.O.
Nos presentaron una primicia en carne, carne de raza sayaguesa, una raza primitiva de origen zamorano y a la que no nos pudimos resistir. Un corte de lomo bajo que a mí particularmente me parece el mejor de todos, por encima del chuletón.
Nos sirvieron como entrante mantequilla al carbón y unos torreznos, estos últimos crujientes y con la piel suflada, la parte interior jugosa, muy buenos.
A continuación, unos gambones a la brasa. Un gambón de unas considerables dimensiones, daba gusto rechupetear las cabezas y el punto del cuerpo era perfecto. El resto de los comensales opinaba lo mismo, muy recomendables.
Después tomamos media ración de taco de bonito cada comensal. El mejor que he tomado esta temporada, brasa justa, tomate sin azucar y un par de guindillas.
Parta terminar, el corte de lomo bajo. Una pieza de un poco más de un kilo, en su punto, acompañada de unas perfectas patatas fritas y tres salsas, de las tres me gustó muchísimo el chimichurri, aunque realmente las salsas no eran necesarias pues la carne estaba estupenda.
Tres postres, uno para cada comensal, flan, torrija y tarta de queso.
El local sigue siendo precioso, muy íntimo y el servicio, como todas las ocasiones anteriores, sin fisuras.