Ya que me encontraba por la zona de San Vicente me acerqué a un lugar del que siempre guardo un grato recuerdo, por lo bien que me lo pasé la vez anterior y lo bien que comí.
He podido comprobar que todo sigue igual, hacen un cocido montañés que bordan y el resto de elaboraciones y buenos guisos siempre acompañados de carne de tudanca hacen que merezca la pena la visita.
Llame opr telefono sabedor qu es complicado encontara sitio, peor como era muy pronto y solo era un comensal me reservaron a condicion de star a primera hora ya que aquel dia tenias un bautizo bastamnte concurrido.
Enseguida se acordaron de mi y del buen rato que pase con su padre, me comentaron que todavia les piden arroz con tudanca debido a mi articulo anterior (es algo que habitualmente no hacen y que aquel dia se empeño su padre en comerlo.)
En la cocinsa puedes observar los guisos que esperan a los comensales, todo elaborado con mucho mimo, producto de cercanioa y cocinado con paciencia.
Estaba claro que esta vez tenia premeditado el pedir el famoso cocido del lugar y como bien te anticipan no va con mucho compango, pero el guiso es una verdadera maravila.
Desfilaron ante mí unas alubias blancas con un pintón y una carne guisada que decía a gritos cómeme, pero quedan relegadas a una pronta visita.
Pero me apunté a unos pimientos rellenos con una buenísima salsa de tomate, el pimiento va relleno de carne picada (por supuesto de tudanca) y acompañada de cebolla y ajo, el pimiento está rebozado, jugoso y sabroso, la salsa la terminas con un rico pan de Román, de Treceño.
También tomé unas albóndigas, con otra buenísima y untable salsa, jugosas y bien cargadas de sabor, muy recomendables, estas dos últimas fueros dos medias raciones.
De postre un flan de la casa elaborado en horno de leña.
El lugar es uno de los exponentes que más me gustan de la cocina clásica cántabra de montañ, una gozada que se rige por las tres BBB, la atención, por cierto, no puede ser mejor y las raciones son generosas, deseando volver.