Vuelta a La Radio, después de mucho tiempo, acompañado de Alfonso.
La comida regada con cava, Juvé & Camps, muy refrescante, una buena elección para la comida que se nos venía encima.
Hace un par de dias leía un artículo en el Blog de David de Jorge y no puedo por menos que estar completamente de acuerdo con su silogismo, os dejo una parte del artículo en las sigueiontes lineas y espero que esteis de acuerdo con David y conmigo.
Corren tiempos en los que a todo cristo le pone contabilizar restoranes estrellados o parajes misteriosísimos en los que una vez se papeó una comadreja peruana o un liquen seco finlandés con bayas osmotizadas.
Estoy hasta el nabo de estupideces, tengo clarinete que la felicidad está a la vuelta de la esquina y para muestra un botón: piérdanse por los pueblos de la sierra de Aracena y no necesitarán experiencias místicas en Vietnam, ni en Nepal, ni en el Congo.
Link al Articulo de David de Jorge
En una marisquería o un lugar como La Radio enfocado a pescados y mariscos, nos acercamos a comer guisos tradicionales, no iba a ciegas ya que tenía referencias muy directas de la calidad de la cuchara del lugar.
De tapa pulpo a feira. Buenísimo, con carácter y textura buen sabor, buen aceite, buen pimentón y mejor cachelo. Una delicia.
Comenzamos con unas alcachofas rellenas de centollo. Alcachofa de buen tamaño y perfectamente cocidas, bien tiernas. No sé porqué, pero siempre que pruebo las alcachofas con algún marisco me resultan un espectáculo y estas lo eran, muy buenas.
Continuamos con unas manos de ministro. Quitaban el hipo, con una salsa sin competencia, creo que la mejor que he tomado en años; se deshacían los huesos, porosos y blandos, y por supuesto se separaban solos de la carne y por otra parte se te pegaban los labios, algo que marida a la perfección con un buen trago de cava que limpia la boca y predispone al siguiente bocado de untuosidad.
Para terminar, rabo a la cordobesa. Con una salsa que quita el sentido, bien limpio de grasa y conservando el hueso. Las patatas que le acompañan se bañan en la salsa y llega un momento en que no sabes qué esta mejor, si las patatas o esa carne que se deshace en hilos y que en sabor no es apta para pusilánimes. El cava sigue acompañando como nadie. Nos lo acompañaron de un tomate negro demasiado bueno para la época, con la sal justa y un aceite de alto copete.
Creo que queda claro que no solo de pescado y marisco vive La Radio.