Como si de una arcaica tradición se tratara comenzamos sentándonos en una mesa del bar a tomar el aperitivo. Fisturina hepática natural, croquetas de boletus y ostras, todo esto acompañado de champagne André Clouet.
Nos presentaron varias setas a elegir: angula de monte, amanita cesárea, boletus aéreo y rebozuelos.
Fisturina hepática. Cocida sabe a hígado, de ahí su nombre, pero cruda es un poco sosa para mí, con cierto regusto a madera; a mi acompañante le gustó, sobre todo por lo novedoso.
Croqueta de boletus. Impronta a mantequilla, bechamel estratosférica, líquida, sabrosa, deliciosa; si no es la mejor que he probado por ahí andará.
Ostra planchada, con miel, curry y estragón. Mi acompañante (que no es muy fan de las otras) quedó encantada, según ella estaban deliciosas. A destacar que el curry lo elabora el propio chef y además es libre de gluten, todo un lujo.
Yo tomé dos ostras normandas con un toque de pimienta y limón. Exquisitas.
Y del pan qué decir, con la vista me lo estaba comiendo. Todo un despliegue de calidad.
Salteado de boletus con cebolla, pimienta y yema de huevo. Boletus en estado puro con un ligero toque de calor, deliciosos, para empezar y no terminar. Venían acompañados de una yema de huevo aparte, decidimos no añadirlo, es algo que nos encanta, pero es que el boletus estaba tan bueno que no necesitaba nada más.
Bocado de mollejas de corazón de vaca. Atractivo sabor, ligero toque cítrico; me han gustado, la próxima ocasión pediré una ración ya que estaban en carta.
Salteado de amanita cesárea. También con un ligero toque de calor, deliciosa y muy buena, ración generosa, como la anterior.
Callos con boletus. Intenso aroma a trufa que se incrementa cuando los catas. Casquería ultra-limpia. Sedosos y melosos, no son los clásicos callos, pero creo no equivocarme al afirmar que sí son los que más me han gustado hasta ahora, no te los puedes perder son un guiso ÚNICO.
Costilla con salsa barbacoa. Elaboración y carne perfecta, la salsa barbacoa demasiado dulce para mi gusto, pero reconozco que es como debe ser, a quien le guste esta salsa le van a encantar, pero a mí no me termina de convencer la salsa. La carne era de diez.
Entraña con pimiento verde de freír de la huerta de al lado. A primera vista me parecieron piparras, pero no tenían nada de eso, era un perfecto pimiento de freír. La carne, una entraña de buey exuberante de sabor y en su punto.
Para terminar, arroz con leche, tarta de chocolate y un calvados memorable.
Una comida perfecta, no vas a encontrar nada similar en muchísimos kilómetros a la redonda.
El memorable calvados.