Se trata de una iniciativa pensada para promocionar todos aquellos lugares que constituyen la Ruta de los Foramontanos, me apunté, al final el numero de participantes fue de 51, un rotundo exito de participación.
La recepción tuvo lugar a las 11.30 horas en el bosque de las Secuoyas de Cabezón de la Sal, primera parada en la ruta en la que se vio desbordado el aparcamiento debido al gran número de asistentes. Nos encontramos con el bosque bastante húmedo debido a que hubo una gran tormenta el día anterior, así todo pudimos comprobar la belleza de este entorno único, el suelo del bosque desvelaba la estación en la que nos encontramos, repleto de bellotas y castañas.
Segunda parada en Santa Lucía justo al pasar el puente, donde comienza la ruta de los Foramontanos. El presidente de la autonomía, Ignacio Diego, que pasaba en dirección hacia Sejos paró un momento y estuvo cambiando impresiones con el grupo un rato. También atendió a la explicación del grabado del monumento.
La Ruta de los Foramontanos que nos ocupa sería la que tomaba un ramal militar de la calzada romana que unía Segísamo-Pisoraca-Julióbriga- Portus Blendius. Por Cabuérniga y los Sejos, llegaba a Campoo (Soto, Espinilla, Barrio, La Población) atravesando el puerto de Palombera, y seguía con dirección al Portillo de Somahoz para internarse, cruzando el puente Rojadillo (Valberzoso) sobre el río Camesa, en tierras del Norte palentino; continuaba por Sálcedillo, Brañosera, hasta alcanzar, por el puente romano de Nestar, las orillas del Pisuerga.
Este camino foramontano fue utilizado antes por la Legio IV Macedónica para el traslado del ganado hacia los pastos de los puertos. Para Víctor de la Serna no cabe ninguna duda: la Malacoria de los Anales es la Mazcuerras montañesa, que con tanta pasión periodística recreó en las páginas del viejo diario Informaciones de Madrid. Para estas gentes de tan distintas procedencias y culturas, la parte sur de sus refugios montañosos aparece como la tierra de promisión, soleada y rica de pan llevar. De la Serna se figura a aquellos hombres mitad guerreros, mitad trabajadores, poniéndose en marcha a toque de bígaro con resonancias marinas, y con la sencillez de las grandes empresas; arreaban las vacas tudancas con la ijada y avanzaban, azada al hombro y espada al cinto.
La inscripción que hizo popular Víctor de la Serna y que figura en el monumento a los foramontanos: «Aquí empieza esa cosa inmensa e indestructible que llamamos España«.
Siguiente parada Barcena Mayor. Blancos y actuación de tres rabelistas. Sobre el puente de Bárcena Mayor continuamos oyendo tres rabeles, un instrumento tan típico de nuestros ancestrales violadores del verso y músicos transhumantes que amenizaban la dureza del camino.
Y como remate final comida en el Restaurante Rincon de Sejos, con un tradicional cocido montañés, de segundo zancarón o pescado y de postre tarta de queso. Un menú muy cántabro.
En resumen, mereció la pena la ruta, la organización fue perfecta. Yo vine con la intención de aprender algo más en torno a Twiter, pero esto quedó en segundo plano. Una de la razones debido a la mala cobertura de datos en la zona de Cabuiérniga. Conocí gente, me lo pasé bien y el año que viene espero repetir.
