Hemos Comido…en este local situado entre San Bernardo y la Plaza de España, en el nudo de callejuelas se encuentra este pequeño local. Con una decoración en tonos neutros, entre sofisticada y minimalista.

Zorzal nació de la mano de Zaranda, restaurante ganador de una estrella Michelín. La conexión entre Zorzal y Zaranda es evidente: no hay cambios en la decoración del local, al que apenas se ha añadido alguna mesa más, y la carta muestra, uno por uno, los elementos que conformaban el menú tradicional del antiguo restaurante (los callos, el cocido…). El resto se mantiene en una línea similar: guisos de siempre comparten espacio en la carta con un sólido apartado que dedican al producto puro y duro: marisco, anchoas del Cantábrico, jamón ibérico de bellota, quesos españoles, ahumados y salazones. De lo entrantes,sus alitas, deshuesadas, en un perfecto punto de cocción y crujientes, constituyen un bocado absolutamente exquisito. Las sirven ligeramente humedecidas con un suave alioli y acompañadas de una salsa de ají amarillo ligeramente picante. Hay propuestas que merecen hacerles compañía, como los mejillones de roca, abiertos en su jugo, o la sardina en escabeche con confitura de tomate, servida sobre una lámina crujiente de pan de algarroba. La carta mantiene el buen nivel con otros platos: un pisto de los de toda la vida servido con huevo cocido a baja temperatura, el taco de pierna de cordero confitada con puré de calabaza o las mano de cerdo, deshuesadas y rellenas , cada día ofrecen un guiso de cuchara y un estofado diferente.

Éramos siete a comer pedimos unos cuantos entrantes para picar entre todos, pulpo a la parrilla, langostinos con crema, alitas de pollo y buñuelos de bacalao todas y cada una de las raciones a cual mejor, exquisitas a mí me gustó sobre todo el pulpo a la parrilla y los buñuelos de bacalao. De segundo yo pedí judiones del Barco de Ávila con manitas, solo se pueden describir como perfectos un plato que se supone tan fuerte a mi me resultó delicioso, de los demás dos pidieron callos, dos cochinillo con estofado y los dos restantes taco de pierna. La sensación general fue de haber comido como los ángeles. El servicio atentísimo en todo momento, lo único un espacio entre platos bastante grande, pero habiendo vino ya se sabe, solo he comido una vez en este restaurante y estoy deseando volver.

 

 
 
 
 
 
 
 
 
 

Calle San Bernardino 13 Madrid 915412026

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