Hemos Comido…en El Serbal este restaurante perfecto para cierto tipo de celebraciones un tanto formales e íntimas. La siguiente foto, para el recuerdo en sus inicios.
Diciembre 2010. En este ocasión la celebración era muy especial, y encima sorpresa. Tras un buen rato esperando en la barra y un par de albariños apareció el segundo comensal y pasamos al comedor, en esta ocasión Rafael Prieto se encontraba en el local y tras los saludos iniciales nos paso a describir lo que había fuera de carta.
Nos llamó la atención un pescado que no conocíamos y que se llamaba pez limón. Al final nos decidimos por el menú degustación que tenía muy buena pinta.
Comenzamos con un oloroso y un aperitivo de bienvenida gentileza de la casa. De los blancos andaluces había cuatro tipos donde elegir, el aperitivo consistió en un ravioli en salsa de setas, una delicia muy sutil y de sabor suave, muy bien para comenzar.
Como siempre a la hora de elegir el pan es complicado, pues te presentan ocho tipos distintos de panes a cual más tentador. Puedes ir cambiando a lo largo de la comida. Acto seguido la ya tradicional degustación de aceites.
El menú comenzó con un carpaccio de Wagyu con virutas de foie gras y arroz salvaje frito, un antiguo conocido que ya forma parte de los clásicos de restaurante, exquisito, uno de mis favoritos del lugar.
A continuación calamar a la plancha con sofrito de tomate y verduras ahumadas, muy buen sabor el calamar, grande de tamaño, como debe ser. Las verduras perfectas de punto, el calamar pelín duro pero buen sabor, el sofrito de tomate me encantó.
Huevo poché con migas, parmesano y raviolis de morcilla de patata, una auténtica sorpresa hacía mucho que no probaba un huevo tan delicioso, un plato muy recomendable, me sorprendió agradablemente la morcilla de patata, ya la había probado en otro lugar y no terminaba de convencerme, pero esta última me encantó. El conjunto de migas, huevo y parmesano era delicioso.
El siguiente plato era merluza, dada mi aversión por dicho pescado, pregunté si existía la posibilidad de cambiarla, accedieron sin ningún impedimento a cambiarla por el pez limón, así de paso probé un nuevo pescado, que resultó ser un pez azul de altura. Similar en textura al bonito pero más fuerte de sabor y más terso, acompañado de un aroma y un ligero sabor a limón y naranja, al final resultó el plato estrella, según mi criterio del menú, un nuevo descubrimiento culinario.
Y por último cabrito en dos cocciones con crema de manzana asada y ragout de setas, ya conocíamos el plato pero nos encantó como en anteriores ocasiones.
De postres nos sirvieron, tarta de chocolate y helado de queso y torrija de sobao, cualquiera de los dos perfecto.
El lugar sigue siendo un sitio perfecto, el servicio impecable siempre pendiente de todo detalle sin llegar al punto de ser pesado. Las instalaciones excelentes y perfectamente conservadas. Sigue siendo un sitio especial para ocasiones especiales. El precio dentro de lo esperado.
Por El Mule