Hemos comido…En El Remedio, en una visita anterior tomamos un poco de fabada «Al Remedio» y nos gustó tanto que volvimos a por más.
Junio 2018. Samuel no estaba, acababa de ser papá y estaba haciendo lo que se debe hacer en esos casos. Pero aún no estando el equipo de trabajo del restaurante funciona a las mil maravillas, como si estuviera él presente, es más, como teníamos reservada mesa habia dejado recado de que hicieran para ese día fabada.
El restaurante es de lo más animado, y si luce el sol todavía más, ya que se habilita un comedor a la entrada y en el prado aledaño se situa una terraza de lo más concurrida. El lugar merece la pena de todas todas, ya que las vistas desde el comedor principal tampoco dejan indiferente.
En esta ocasión tomamos unos entrantes y como plato principal la fabada. Las ingesta alcohólica se cambió por agua, debido a que veníamos de Cofiño y ya habíamos tomado una copa de cava, así que agüita, que había que conducir.
Comenzamos con unos langostinos frescos de Sanlucar. A la plancha, con un aceite de oliva espectacular. Con un toque de plancha perfecto, cuajada la carne pero sin pasarse, muy sabrosos. A mí me gusta bastante más el langostino que la gamba, es más recio, su textura es más tersa y son más sabrosos. Estos resultaron perfectos, una ración generosa emplatada individualmente.
Continuamos con bacalao. También emplatado individualmente, un buen taco de lomo de bacalao con la habitual textura de lascas, en su punto, sobre una deliciosa cama de pisto y un velo de pimentón. Sabor en estado puro, calidad indudable.
Y terminamos el apartado de salado con el objeto de la visita, la fabada que tanto nos gustó en la última visita. Como esperábamos estaba igual que la vez anterior, a nuestro gusto, y al de cualquiera que se acerque, no me cabe duda alguna.
Solo yo tomé postre, de lo más gratificante, una esfera de chocolate rellena de más chocolate con un sabor similar a la trufa y unas tierras también de chocolate, una gozada. Aunque solo fuera por el postre la visita merece la pena, cualquiera de las elaboraciones resultan inmejorables, la comida fue un auténtico lujo.
El RCP no puede ser más ajustado, el servicio resulta de lo más amable y dispuesto, sin agobiar. Sinceramente creo que la visita es obligada para cualquier amante de la gastronomía.