Hemos Comido en Tanos, homenaje en El Pericote, comida y merienda en uno, y se nos pasó volando, vamos que tropecé de nuevo con la misma piedra.
Junio 2017. Habíamos reservado y también avisado para que nos tuvieran algo de carne preparada, todo lo demás fue repetido de ocasiones anteriores, excepto un par le elaboraciones nuevas en la carta que quiso Cesar que opìnáramos sobre ellas.
Éramos tres comensales, tres amigos dese la infancia que nos juntamos muy de vez en cuando, pero cuando lo hacemos todo tiempo nos parece poco, y delante de un buen plato y de un buen vino la reunión aún resulta más efímera.
Lo primero, como es contumbre del lugar, la presentación y la elección. En esta ocasión dos piezas, nos quedamos con una de machorra que apuntaba buenas maneras y tamaño, 1,8kg.
Por cierto, antes de entrar estuvimos esperando a uno de los comensales tomándonos un aperitivo en la barra, en concreto un vermut preparado que ellos mismos maceran.
Dentro de los entrantes tomamos un embutido que preparan similar a la cecina, pero algo más jugoso. En esta ración pudimos diferenciar dos piezas, una más seca, sabrosa y oscura, y otra más jugosa, reciente y suave.
Comenzamos con un vino 100% garnacha, un 30.000 Maravedíes que ya conocíamos y que nos suele apetecer, que acompaña de maravilla a estos entrantes carnívoros.
Continuamos con un steak tartar de los que apenas tienen ingerencias externas, carne cortada a cuchillo y poco más, cebolleta, una yema, aceite, sal y un poco de aji en polvo. Un vicio de verdad, buena carne con personalidad, bien madurada y sabor, mucho sabor.
A estas alturas ya no quedaban garnachas, cambiamos a un cava que luego nos acompañó durante toda la comida, un Milesime Reserva de Juvé & Camps. Su entrada en boca es seco, con una expresión total de crianza, impera la bollería, justo de acidez y sin aristas, con un final levemente dulce, su persistencia es alta. Por cierto, cayeron dos botellas a lo largo de la comida.
Y aquí una de las novedades, atún sobre caldo de salmonetes. Un atún ligeramente planchado, una elaboración distinta a las habituales del mercado con un pescado tan de moda ultimamente. Se agradede un cambio en lo habitual y se ve que preocupa la carta, una carta que habitualmente sufre varios cambios a lo largo de la temporada y que se haya en continua evolución.
Otro aperitivo nuevo para nosotros, unas cocochas en su pilpil con salsa de tuénato, una conjunción de sabores perfecta, me encantó este nueva elaboración.
Continuamos con las inexcusables mollejas, algo que nunca te puedes perder en El Pericote, sus mollejas. Obeto de culto y devoción (por mi parte y por los presentes también, uno las conocía y es devoto, el otro se convirtió después de probar la primera). Estas duraron escasos segundos sobre la mesa y de hecho se nos hicieron poco, aunque la ración es bien generosa.
Para ir abiendo boca hacia la carne que nos esperaba, un entrecote de la carne que tienen habitualmente, carne de muy alta calidad. Como podeis obserbar en el corte, esta carne es la que figura en la carta como entrecote y resultó tal y como la esperábamos.
¿Y como lo esperábamos? Pues buenísima, sin nada que envidiar a ninguna otra.
Una vez finalizado en entrecote nos llegó el centro de la comida, el chuletón de machorra, una carne bien madurada, muy entreveteada y sabrosa.
Un leve paso por la piedra, en este caso plato de barro y a dar buena cuenta de esta carne maravillosa, acompañada de unos pimientos, unas patatas y el Juvé & Camps, mejos dificilmente posible.
Al finalizar unos postres, se confundieron y nos sirviron uno de más que luego no nos cobraron, aunque nos lo comimos, todo un detalle.
Para la sobremesa dos whiskys con ginger-ale y un gin-tonic. El combinado de whisky que preparan aquí es único, es el único sitio donde tomoa whisky.
Como seguimos por la tarde y merendamos, la nota se extravió, pagamos por la comida 216,07€, un RCP como pocos, pero aquí no acaba la comida. A eso de las 7-8 seguimos con la sobremesa y nos empezó a entrar el hambre, ya que nos habíamos quedado con ganas de unas mollejas… pues nos merendamos unas mollejas.
Para acompañar a las mollejas y a lo que venía después, una botellita de vino. Cambiamos de geografía y nos fuimos hacia Cuenca. P.F. Ponce Pie Franco 2015 de Bodegas y Viñedos Ponce es un Vino Tinto que está elaborado con uvas de la variedad Bobal, procedentes de viñedos de más de 80 años, plantados en pie franco. En nariz muestra su fruta fresca con recuerdos a frutos del bosque, muy buena acidez y tanino dulzón bien redondeado.
Para terminar la velada un entrecote de machorra pinta acompañado de sus correspondientes patatas y pimientos, mejor final imposible.
Y nos fuimos por que habíamos quedado para que nos recogieran, ya que conducir con semejante carga alcoholica de Torrelavega a Santander no es cabal, así que nos llevaron a Santander, si no seguiríamos todavia en El Pericote.
Esta sí que sobrevivió, fue la segunda nota, la de la merienda.