Hemos Comido…en el Pesquero en El Muelle, el mule está claro que en el muelle, lo mas cerca del mar posible, a visitar a nuestro amigo Valentín.
Marzo 2016. Está claro que hay cocinas con más posibilidades de contaminación cruzada de gluten por el tipo de productos que se usan, pero hay otras donde este problema es menor y este es el caso de las cocinas donde se elaboran productos del mar. Así que últimamente nos acercamos más a lugares que elaboran este tipo de gastronomía.
Como ya nos conocen nos tiene preparadas unas copas de cava, igual que en ocasiones anteriores un Aria Brut nature de Segura Viudas.
De entrada me tenían adjudicado un escabeche, saben de mi devoción por este tipo de elaborados y ellos los bordan. En esta ocasión codorniz escabechada, media por comensal, de vicio.
Seguimos con los entrantes, unas navajas de tamaño justo y de elaboración perfecta, escandalosamente frescas y buenas.
Zamburiñas a la plancha, estas se las comió otro comensal antes de que me diera cuenta y muy buenas debían de estar pues no llegué a ellas.
Y media ración de rabas para celiacos, de las que disfrutan mis acompañante como nadie, al ser uno de los pocos sitios donde las sirven.
Los otros comensales tomaron dos cigalitas de buen calibre y hechas perfectamente como les gusta, ni crudas ni achicharrdas, en su justo punto.
Vamo, que se pegaron un buen homenaje con las cigalas.
Yo tomé de segundo una langosta americana, nunca la había comido a la plancha y me gustó. No es tan recia como el bogabante, la carne se asemeja en textura a la cigala y el sabor es algo más suave, pero está buena. De hecho di buena cuenta de ella y no me decepcionó lo mas mínimo.
De segundo los otros dos comensales se tomaron una lubina al horno, una hermosa lubina de más o menos un kilo, que les resultó muy grande y de la participé yo también.
El hecho de participar es el resultado de que ellas estuvieran llenas y yo no, estaba más bien ligero. Siempre lo digo, cuando hago una comida de marisco es muy dificil que me sienta completo a no ser que sea una cantidad exagerada, y en esta ocasión terminé con el depósito lleno gracias a la lubina.
La lubina estab justísima de punto, de gran sabor a mar y muy jugosa, acompañada de unas patatas panaderas de gran sabor, una elaboración de diez. Yo soy más de plancha, pero he de reconocer que al horno no tiene nada que envidiar.
Y para terminar unos orujitos: blanco, hierbas y miel.
Buen servico, buenas raciones, precio acorde a la calidad y una buena elaboración marcan a este sitio como lo mejor de la zona. Así lo pienso y así lo digo.
Por El Mule