Vuelta a El Molinuco en un breve espacio de tiempo, nos quedamos con ganas de repetir de ciertas cosas y de probar otras nuevas.
Menos mal que reservamos, pues resultó estar al completo los dos comedores, la barra, la terraza y el prado contiguo. Lleno absoluto.
Tres comensales, comimos en el comedor que se situa sobre la barra, algo más apartado que el de la zona baja. Yo comí con Alhambra, otro comensal con mosto y el otro con Albariño Valtea 2014, un joven monovarietal de albariño, un vino glicérico, con una acidez equilibrada y muy fresco.
Comenzamos con unas navajas, igual de especiales e igual de buenas que en la visita anterior.
Continuamos con media ración de pulpo, una de las raciones que no te puedes perder en este lugar, dos de los comensales picamos de esta ración.
El tercero tomo una nécora a la plancha, por cierto muy buena y en su punto. Hasta aquí lo primeros de la comida.
El los segundos los otros dos comensales no estaban muy hambrientos y compartieron un entrecote que venía acompañado de una salsa romescu, que les gustó mucho, y de una fresca ensalada.
Yo tome atún a la plancha, acompañado de una pequeña y fresca ensalada, muy buen punto y una generosa ración.
El precio dentro de lo esperado, una excelente atención y un buen producto. Por cierto, tomé de postre un tarta de queso normalita sin más.
Por EL Mule