Hemos Comido…en Meli, un descubrimiento de la noche del domingo zaragozana.
Si hay algo que caracteriza al domigo en Zaragoza es la falta de locales, garitos y tugurios abiertos, y lo más difícil encontar un sitio donde cenar. No sé si este era el único abierto, pero sí el único que encontramos.
El local tiene un aspecto moderno dentro de un antiguo edificio, con paredes de ladrillo encaladas. Tapear en el centro de Zaragoza es posible en este lugar, elaboraciones diferentes a la oferta habitual, un precio sin competencia y abierto el domingo tarde-noche.
Una fórmula con forma de gastrobar sin menú ni carta, donde podemos tomar unas tapas recién hechas. En su oferta destacan el cave ovum, un saquito crujiiente relleno de setas, bacon y huevo sobre carbonara de torrezno; ceviche bonaerense de langostinos con chips de plátano macho; la tapa de chuletón; el pan dulce de Leciñena con tomate natural, champiñón y panceta de guijuelo; la hamburguesa de rape y gambas con cebolla caramelizada; o la patata asada rellena de ternasco.
No pudimos resitirnos al ceviche bonaerense de langostinos con chips de plátano macho, al que acompañamos con un cava de Villarnau bastante fresquito y que nos acompañó durante todo el picoteo.
Patatas rellenas de ternasco. Sabor y sabor, una elaboración deliciosa, una patata rellena inundada de sabor, lo mejor de la patata junto al mejor sabor del ternasco.
Este lo pedí por que no me lo podía creer, por curiosidad, pero terminé creyéndomelo: pincho de chuletón. Muy buena carne, muy bien hecha, mejor sabor, blandita.
Steak tartar, muy basico como a mí me gusta, sin miles de añadidos, solo lo justo y necesario.
Para terminar, una costilla de atún que resultó algo delicioso, con hueso incluido, un bocado de diez que no conocía y que me produjo un profuso deleite, una barbaridad de sabor. Si te acercas a Meli es algo que no puedes perderte.
Aquí podeis ver el precio, elaboraciones de diez a precio de tasca.
Raquel Marcén junto a Silvia Marcén y Ángel Díez, pilotan el local. Raquel, cocinera vocacional, al terminar sus estudios en la Escuela de Hostelería decidió abrir su propio establecimiento, como un concepto diferenciador de resto de la abultada oferta zaragozana, hacer tapas de toda la vida de una manera diferente, toques innovadores en platos tradicionales, basándose siempre en la cocina de mercado.