Hemos Comido…en El Hostel & Co, en el mismo día desyuno y comida
Comida en El Hostel & Co la oferta de “barra” es muy extensa, con pinchos, sándwiches y tortillas varias, dentro de lo salado. A la hora de comer tiene un menú muy interesante.
Tengo muy claro que las situaciones y los lugares cambian. ¿Quien me iba a decir a mí que terminaría comiendo en una estación por elección, no por obligación? Hubo una época de mi vida en la que pasaba gran cantidad de tiempo esperando un transbordo en Palencia para llegar a Santander, unas cuantas horas a las tantas de la madrugada, para empalmar con el tren que venía de Madrid hacia Santander. Aquella estación de Palencia resultaba surrealista (por decir algo), tanto por el ambiente como por las instalaciones. Todo esto añadido a que cada vez que lo cogía ocurría algo: accidentes, paradas, descarrilamientos, etc. En aquel momento decidí que, a no ser que no me quedara otro remedio, no volvería a coger un tren y salvo una excepción (el AVE Madrid-Sevilla, pues no había otra opción) he cumplido mi promesa.
La propuesta de El Hostel & Co es completa y continua, a lo largo del día tiene una oferta en barra bastante extensa, con unos comedores donde da gusto comer y una terraza de grandes dimensiones, además de la brasa que ofrece en ciertas épocas en el exterior, centrada por supuesto en la carne.
Por cierto, ese día desayuné un sandwich vegetal que me gustó especialmente, distinto a la oferta habitual del centro y muy por encima de la media de los alrededores, resultó muy de mi agrado.
Comencé con una tapa de cecina perfecta de maduración, que estaban probando para las siguientes jornadas del cachopo que estaban preparando. Fresquita, sin durezas, con gran sabor, le añaden un chorrito de aceite Oro de Bailen, un aceite que ya me había topado en otras ocasiones y que es uno de los mejores arbequinas que conozco.
Te ofertan un menú escrito en un gran expositor elaborado. Elegí menú ya que había un par de elaboraciones que me llamaron la atención. Pisto con huevo, una receta muy casera y muy bien elaborada, con los vegetales al dente, lo que amplía su sabor, y acompañado de un sabroso tomate, justo de sal. Muy bueno y una señora ración.
De segundo codillo al vino dulce. Una elaboración más cercana a un guiso que al clásico codillo al horno. Con champiñones, pimientos y algún guisante, una salsa bien ligada y potente, como se espera de un guiso de estas características, se deshacía y estaba muy jugoso. Me gustó mucho esta versión de codillo. Venía acompañado de unas patatas de verdad, artesanas, bien cortadas y mejor fritas, con la sal justa, como a mí me gustan y un pimiento del piquillo calentado, siempre me quejo cuando le ponen directo de la lata y frío.
Está claro que en el lugar hay mucho interés por quedar bien con el cliente y por hacer cocina de calidad, el menú es de los que podría tomar todos los días, ya que es cambiante y muy tradicional.
Para cerrar el círculo un chupito de hierbas ibicencas que nunca había probado.
