Hemos Comido…En El Chiringuito del Puntal a modo de sorpresa se nos presentó un octubre con unas temperaturas increíbles entre 20 y 30 grados y al agua a 22. Así que decidimos dedicar un día de estos maravillosos, llenos de luz a sacar unas fotografías de la bahía y alrededores.
Tomamos como base de operaciones El Chiringuito del Puntal, anteriormente llamamos a Ricardo para saber, y como medida cautelar si estaba abierto en estas fechas, nos confirmaron su apertura y la disponibilidad de unas cigalas de las “GüENAS” , recién pescadas un tamaño majo, unos 200gr y por supuesto hechas como nadie de la mano de Ricardo, sí, Ricardo de Hermanos Tricio S.L., los de las lanchas de toda la vida.
Bueno, pues tras el paseo de llegada a nuestro magnífico arenal, nos sentamos a comer tras un baño y como es habitual tomamos algo en la barra, un rato de cháchara con el personal. A continuación nos cantaron la disponibilidad del día en materia de pescados. Tomaron nota nos sirvieron el vino y a esperar las cigalas.
El Chiringuito
La Comida
Comimos con un José Pariente, un vino sugerente y muy agradable, con cierta untuosidad y todo lo que se puede pedir a un verdejo en cuanto a frescor, buena acidez, aromas herbáceos y florales, y el característico toque amargoso. Un verdejo más que recomendable para acompañar a pescados y mariscos.
Comenzamos con un tomate de Cantabria de gran tamaño, aderezado como sola saben hacerlo en El Chiringuito, con unas escamas de sal que le acompañan de impresión, un mínimo toque de vinagre y sin aceite, con alguna hierba aromática. Una delicia algo difícilmente explicable para el que no conozca el tomate de Cantabria, sin igual, comercializados bajo la marca CC Calidad Controlada de Cantabria.
Seguimos con unas almejas de Pedreña a la marinera, estas no estaban muy a mi gusto, le faltaba algo a la salsa y eso que al almeja era buenísima.
Y comenzamos con las cigalas, dos kilitos de cigalas a la plancha de un buen tamaño hechas en su punto, el punto solo se puede definir como ”perfecto”, con la costra externa y jugosa por dentro , sal la justa y el sabor de la cabeza “inmenso”, una delicia difícil de encontrar por su calidad, tamaño y punto.
Continuamos con un cabracho, un buen cabracho del Cantábrico de roca terso y duro, con su fuerte sabor, y con el toque justo de plancha, lo compartirnos entre los cinco, yo hacía años que no comía de este pescado y de hecho es uno de mis preferidos, dado su fuerte sabor y la tersura de su carne, es difícil de encontrar y sobre todo cuando son de cierto tamaño, la última vez que comí uno lo pesque en los Infiernos, nombre de la bajada a Quintres , casi cinco kilos de cabracho, este que comimos era de poco mas de kilo.
Compartimos también un rodaballo, muy bien hecho, también a la plancha, este pescado es menos de mi agrado pero hay que reconocer que estaba muy bueno, perfecto como todo lo demás.
De postre tomamos unos flanes de coco y queso muy caseros y excelentes. También una tabla de quesos con membrillo.
Y acto seguido nos pasamos a los cafés de puchero, un tanto satánicos, o por lo menos así me lo parecieron a mí , no soy yo de mucho café de puchero. Para continuar con unas copas Premium gintonic excepto yo que tome un cuba de ron, que por cierto cuando vi lo que valía casi infarto, 20€ del ala así que me decía el que me lo sirvió que era el mejor ron del mundo (Zacapa 25 años centenario), en mi opinión no era para tanto el ron.
Total que al final terminamos a las tantas no hicimos la totalidad de las fotos que hubieramos querido, nos agarramos una buena tajada y lo pasamos de miedo.
La nota fue abultada pero ya se sabe «no hay bacalo gordo que no pese»