Hemos Comido…en El Catavinos nos juntamos tres Foodies para disfrutar de este clásico de nuestra gastronomía, famoso por su extensa vinoteca y por la tortilla.
Visitando El Catavinos nos encontramos un ajustado espacio de ambiente distendido, frecuentado tanto por ejecutivos del «banco» como por artistas del Arrabal. Dos detalles llaman la atención poderosamente, su carta de vinos por copas, no es frecuente en nuestra ciudad y sus referencias más que actuales sin duda se dejan aconsejar por un buen profesional, bravo!!!
La barra está bien surtida, destaca su celebérrima tortilla de patata hum!!!! buena no… lo siguiente, sus revueltos de setas, sus recortados de carne…un pero, todo más descubierto que mi cuenta corriente, no es de recibo.
Subimos al pequeño comedor, muy cuco por cierto donde de las cuatro mesas llenaron tres, era viernes. Sobriamente vestidas (la mantelería de papel ni pa los cumpleaños de los niños) igual de sobria resulto la vajilla. Para beber eligió uno de los comensales un Dos Marías, vino Mallorquín goloso, intenso con notas a monte bajo y tostados, tan fácil de beber que dimos cuenta de dos botellas, ligeramente subido de temperatura y acompañamos el primer sorbo con unas gildas típicas de toda la vida, encurtido sabroso y recurrido, ricas.
Para empezar se solicito y nos sirvieron unos maganos tamaño plancha evidentemente fuera de temporada y aun así bien de textura y sabor, estorbando al conjunto la cebolla dulce que mata mas que revive.
Al momento nos acercaron unas setas con colas de langostinos sabroso y típico, ostreatus con langostinos colombianos, se comieron.
Bacalao…decepcionante, se presente el amigo con una especie de pipirrada y fuera de punto mas pegado a la piel que un chicle en el pupitre de un colegio.
Nos decidimos después por magret, demasiado echo en mi opinión , pues debe tener ese tono rojizo pero sin llegar a sangrar y curiosamente no se consiguió el crujiente en la piel. A su lomo una mermelada de pimientos dando dulzor a todo el plato y que volvía a quitar mas que poner.
La chuleta de vaca era buena, tierna y sabrosa en su jugo y al punto como se solicito, vino acompañada de unos pimientos de nopadron y unas exquisitas patatas sautees, buen plato.
Para acabar el vino unas puntas de solomillo…confuso, no era filet mignon (demasiado duro) no encontré el corte preciso(no estaban abiertas en libro) con micuit y algo dulce, como no?(cebolla azucarada) a pesar de esto se come fácil.
Postreamos con tarta de chocolate, vaya, dos partes bien diferenciadas, bizcocho y una especie de mousse que no…ni por delicadeza ni por sabor. Un sitio para tapear sin demasiadas pretensiones ni excesivas exigencias con muy buen trato y servicio.
Por Fernando Laso