Hemos Comido, en El Desván como celebración anticipada al día del padre, ya que este caía en día laborable.
También el día de los llamados José, Josefa, Mª José, etc, y cómo no, Pepe. Una extendida etimología popular sostiene que este diminutivo proviene de las siglas de la definición de Pater Putativus («padre putativo») que solían acompañar en textos medievales y modernos al nombre de José de Nazaret como marido de la Virgen María.
Podría tratarse de una forma reducida de Josepe, antigua versión del nombre en español, análoga a las reducciones de tantos otros diminutivos en español y otras lenguas romances. Aunque los casos análogos del valenciano/catalán (Pep, de Josep) y el italiano (Peppe o Beppe, de Giuseppe) podrían aducirse como paralelos, en realidad en castellano no se ha podido aún documentar.Según el Corpus Diacrónico del Español (CORDE) «Pepe» no aparece con este uso hasta el siglo XVIII.
Éramos tres comensales, dos tomamos cerveza, uno de los comensales cerveza sin gluten, yo tomé Alhambra y el otro comesal un Albariño, Marqués de Fonseca, un vino elaborado en una bodega familiar y artesanal propiedad de de la familia Vázquez Nieves, la cual tiene trayectoria de varias generaciones en la elaboración de vinos de Ribeiro y Rías Baixas, dedicada a la producción de vinos gallegos durante cuatro generaciones.
De tapa nos pusieron queso, con una sutil acidez muy típica de los quesos Idiazabal, curado lo justo y de muy agradable sabor, un buen queso.
Comenzamos con una de las elaboraciones más recomendables del restaurante, la conocimos a raiz de las jornadas del bogavante cuando comimos por primera vez en este lugar. El resultado es como sigue, se cuece el bogavante justo antes de servirlo y lo mismo ocurre con la vinagreta, que se hace sobre la marcha, se le añaden unos trozos de cuerpo y parte de las pinzas.
La cocción del bogavante resulta perfecta y la vinagreta acompaña sin apagar el recio sabor del crustáceo. Según uno de los comensales, es el mejor salpicón de bogavante que conoce, yo tengo dudas al respecto, pero de los mejores que conozco.
Continuamos con unas mollejas encebolladas. Buenas mollejas de lechazo con el clásico acompañamiento de cebolla pochada. Muy buenas, pero me gustan más a la plancha, a la brasa o empanadas, estas últimas imposible acompañado de celiacos.
En los segundos uno de los comensales tomó caricos, le gustaron tanto la última vez que repitió y como el día era de lo más desapacible entraban a las mil maravillas. Alubias con gran sabor, acompañadas exclusivamente de vegetales, sabor a raudales de una legumbre mítica en nuestra comunidad.
Otro de los comensales tomó ensalada de bacalo. Acompañada de unos pimientos asados geniales y con un ligero toque de horno. Le gustó mucho.
Para terminar, mi elección, garbanzos con langostinos. Gozoso guisote, espectacular. Sabor de fondo limpio y potente, punto sublime del garbanzo, se deshace al rechupetearlo. Platazo. Mame trata el producto siempre de manera tradicional, sutil y perfecta.
De postre unas milhojas aptas para celiacas, ya conocidas.
Yo terminé con una mousse de plátano, algo que me recordaba a las frutas que se les da a los bebés, vuelta a la infancia.
Para terminar la cuenta, una relación calidad precio como pocas. Hay platos caros, pero yo tengo una máxima aprendida de un gran amigo: «No hay bacalo gordo que no pese» y está claro que el bogavante del Cantabria tiene su precio. Buen servicio, buen precio, gran producto y una elaboración de diez.