Hemos Comido..en El Hostal, después de fallecer mi padre nos fuimos a hacerle una pequeña despedida a la casa de Gustavo.
Septiembre 2017. En mi familia practicamente todo se ha resuelto o girado en torno a una mesa, no es un caso excepcional pues conozco otras muchas familias donde estra tradición sigue viva y como tal espero que continue durante mucho tiempo en nuestra cultura tan influenciada por la gastronomía, donde el centro es la comida, pero lo importante es su labor social.
Un vermut mientras hacíamos un poco de tiempo, no comimos en el jardín pues el día no estaba muy claro y lo mismo teníamos que salir corriendo, con este veranito que hemos tenido lo raro ha sido poder comer en un jardín o terraza.
Hoy tocaba un Jané Ventura Reserva de la Musica como acompañante al almuerzo. Es un cava Brut Nature elaborado por la bodega Jané Ventura. Este espumoso es un coupage de las variedades Macabeo, Xarelo y Parellada. No resultó santo de mi devoción, demasiado ligero a mi entender.
Por cierto, dos de los comensales celiacos, ningún problema. De aperitivo bienvenida una ensaladilla, que rima con maravilla, un bocadito de ensaladilla de gambas deliciosa, justa en todo y en conjunto inmejorable, muy clásica.
Comenzamos con un roast beef con lascas de foie. Carne casi cruda, sabrosa, jugosa, con cierto toque verde de la rúcula y textura blandita. Corte perfecto, ni muy fino ni muy gordo, el justo. Las lascas de foie aporta más sabor si cabe al plato. De sobresaliente. Como os decía en otro post anterior, cada día me aficiono más a este tipo de carnes.
Bocartes. Por cierto, todas las raciones fueron compartidas, fue una comida de picoteo. A la plancha, un buen bocarte, el último extraordinario de estas fechas; acompañado de una fritada de pimiento y ajos. No creo que haga falta hablar mucho sobre ellos, os podeis hacer una idea con las fotografías.
Y las únicas de este año, no las he encontrado en ningun otro sitio, sardinas deliciosas. Me las comí yo, todas a los otros comensales no les gustan nada sin embargo a mí me chiflan, el verano no es verano hasta haber probado unas sardinas, algo cada vez más difícil de encontrar.
Otro compartido que encandiló a las celiacas fueron las albóndigas aptas para ellas, con patatas y salsa de setas, brutales según su y mi criterio. Jugosa salsa de apabullante sabor y unas patatas de cine. La albóndiga confirma su reinado en la cocina, una de mis favoritas.
Para terminar arroz de cocido, una elaboración que conozco hace tiempo y que cada vez que hay oportunidad la pido. Un arroz con sabor a cocido lebaniego, para rechupetearte, textuar gelatinosa, sabor a raudales. Liébana en la boca.
De postre un tiramisú.
Cada vez que he comido con Gustavo, y le conozco desde sus inicios en Cúrcuma, nunca he tenido el más mínimo pero con sus elaboraciones y siempre, aún repitiendo cosas, me ha asombrado, y esta vez no iba a ser menos.
Una triste despedida con una alegre comida en homenaje a mi padre. Se me ocurren muchísimos refranes referentes a la gastromía y a la muerte, pero no cero que esta sea la ocasión. Yo espero que el día que me toque me despidan los familiares y amigos, intentaré dejar pagada una ronda, por lo menos.