Hacía mucho que no me sabía tan bien un desayuno, después de un largo paseo por la playa de Langre hasta el Puntal y vuelta.
Como decía después de un intenso paseo por la playa, el primer fin de semana con sol en una buena temporada, ves tanta luz, te dan unas ganas de salir de casa y no volver hasta que se haya puesto el sol. En Cantabria y más en concreto en Santander tenemos la particularidad que para gozar del paseo y del paisaje no hace falta salir de la ciudad, pero este domingo decidí ir a ver que hacían los surfistas en la playa de Langre, de paso dar un bonito paseo a lo largo de la bocana del puerto, y aprovechar para sacar alguna foto.
Mucha gente asocia el lujo o llamémoslo glamour con Tifanny’s, como en la famosísima novela del escritor Truman Capote «Desayuno con diamantes», donde Holly Golightly interpretada por la inigualable Audrey Hepburn en su adaptación a la gran pantalla. El más famoso de los fotogramas de la película es cuando Holly suspira delante de esta famosa y lujosa tienda neoyorquina.
Para mí el lujo o el glamour se sitúa en otro tipo de escalas, no añoro para nada el suspirar delante de un escaparate de la Quinta Avenida. Pero, si por un casual estoy una temporada sin ver el mar o alguno de los paisajes montañosos a los que suelo estar acostumbrado, sí empiezo a suspirar por ellos.
Y el sábado tras el paseo y habiendo tomado un café bebido en casa apetecía a media mañana hacer una parada para completar tan exiguo desayuno. Al pasar por Somo me encuentro con Melly abierto, sin pensarlo dos veces entro y allí me encuentro con Juan Angulo preparando el restaurante para su apertura. Estaba claro: comida y buena compañía, recomendación de Juan, una gastroterapia donde tienes para elegir diferentes tapas dependiendo de la cocina a un precio de 2,4€ por tapa.
En esta ocasión tenían salmorejo, estaba clara la decisión. Esta sopa fría cordobesa es para mí uno de los mejores exponentes de la cocina española, unos vegetales en crudo hechos sopa, una delicia. Y su mujer de origen andaluz lo hace como nadie.
A parte del salmorejo había albóndigas, garbanzos con bacalao y alguna cosa más. Sin café no hay desayuno que valga así que una buena taza de café para acompañar a las viandas.
Y por último para terminar tres albóndigas compartidas con Lily que me acompaño en el paseo y que sabían a gloria, junto a unas buenas y recién hechas patatas fritas.
Este es mi particular Breakfast at Tiffany’s, no en la quinta avenida si no en Somo y acompañado, no por Audrey Hepburn, si no por Juan Angulo, PERFECTO.
Tampoco me hubiera importado desayunar con Audrey en la Quinta Avenida.
Por EMC