Hemos Comido…en La Prensa, un valor cada día más al alza y al que tenía un poco olvidado desde mi última visita, hace casi un año.
Febrero 2019. Así que decidí celebrar mi cumpleaños aquí. Ya sé que lo que hay va a cumplir con mis espectativas y que no me va a defraudar, pero esperemos a ver que nos sirven y no adelantemos acontecimientos.
Me sigue encantando ese aspecto de taberna, con la oferta pegada por las paredes.
La carta mantiene el formato periódico, es de por sí extensa, aún así suelen tener algún fuera de carta dependiendo de la marea.
Y hablando de marea, empezamos por unos percebes. Algo mezclados pero buenos, justos de sal y calientes como nos gustan, recién cocidos.
Como entrantes me tomé un par de carabineros. Deliciosos, fresquitos y justamente hechos, al dente, sabrosísimos y con el característico sabor yodado, más el contenido de las cabezas que en este marisco es abundante y muy sabroso.
Mientras esperábamos una centolla gallega nos obsequiaron con una ensalada de tomate, para que la espera fuese más llevadera.
Y llegó la centolla. Espectacular, no muy grande: 1,4kg, pero llenísima de carne, con el cuerpo bien lleno de corales. Sabrosa, perfecta de sal y cocción, un lujo.
Mientras pasaba el camarero le pedí fotografiar un machote que se iban a comer en la mesa de al lado, era de un tamaño difícil de encontrar, algo más de 6kg.
Nosotros terminamos con un entrecote buenísimo, algo que la gente no sabe que se sirve en este lugar, más enfocado al marisco. Hay jornadas que suelen hacer, mínimo una vez al año, en torno a la carne, algún que otro guiso y la oreja, entre otras.
Pues sí, desde siempre tienen un entrecote especial que es una maravilla.
De postre tiramuisú.
Comimos con cava Juvé & Camps.
La nota no es baladí, pero una vez al año no hace daño, y menos por mi cumpleaños, y por que no, voy a decirlo que me encanta: «No hay bacalao gordo que no pese».