Huevos Calixto en Maula técnica, producto y un desayuno que convence

En el panorama de desayunos en Santander, Maula se ha ganado un hueco entre los imprescindibles. Su carta matinal es breve pero bien pensada, con propuestas que van desde una tortilla de patata impecable —jugosa, recién cuajada, sin cebolla— hasta opciones más elaboradas como sus huevos Calixto, una versión personal del clásico huevo Benedict.

Este plato parte de una base sencilla pero efectiva: una rebanada de pan tostado, crujiente por fuera y aún tibia por dentro, que sirve de soporte a una loncha de bacón. El bacón, ligeramente ahumado, aporta grasa y profundidad sin saturar. Encima, un huevo poché cocido con precisión: clara firme, yema líquida, sin bordes deshilachados. La cocción a baja temperatura o mediante el clásico remolino en agua con vinagre permite obtener ese resultado sedoso y uniforme.

La clave del conjunto está en la salsa holandesa, una emulsión templada de yema de huevo, mantequilla clarificada y un toque de zumo de limón o vinagre. En Maula la sirven ligera, sin excesos, con la acidez justa para equilibrar la grasa del bacón y la untuosidad del huevo. No hay estridencias ni añadidos innecesarios: solo técnica, buen producto y una ejecución cuidada.

Este tipo de desayuno, que combina proteína, grasa y carbohidrato en proporciones equilibradas, resulta ideal para quienes buscan empezar el día con energía sin renunciar al placer de comer bien. Y en un entorno como el de Maula, con café bien tirado y servicio atento, la experiencia se redondea.

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