Comer en Reñoña siempre tiene sorpresa, Jesús siempre incorpora alguna novedad, vamos, que no para quieto.
Diciembre 2018. Remoña es un gran recurso en Liébana, sus apartamentos son de lo mejorcito de la zona, organiza la famosa competición KILÓMETRO VERTICAL (entre otras), en su restaurante dispones del cocido lebaniego tres veces campeón de Cantabria, jornadas de la matanza y un largo etcétera de opciones en el mundo del ocio.
Esta vez me los encontré inmersos el la II Ruta del Vermut, así que mientras esperaba y hablaba con él un rato, antes de sentarme a la mesa, tomé este vermut preparado con un macerado de orujo que me dejó gratamente sorprendido.
Una contundente tapa, caldo y chorizo artesanal de la casa, como acompañamiento del vermut.
Como siempre me colé en la cocina para comprobar de primera mano la situación del cocido lebaniego. Hay que tener en cuenta que son auténticos a la hora de elaborar las recetas, heredadas durante generaciones, y manteniendo los productos originales. Esto les resulta posible gracias a que disponen de ganadería propia y que utilizan producto de cercanía.
Otro de los grandes recursos del restaurante es el queso de Pido, original de la zona, con el que elaboran una tarta de queso única.
Comí con un vino de la zona, un Lusia, suelo comer seimpre aquí con este vino, un Mencía clasico ganador de más de un premio.
El comienzo, como es la norma en el cocido lebaniego, es una sopa de fideo resultado de la cocción de las carnes y los garbanzos, una auténtica sopa de montaña que quita el frío siempre.
El pan está en la misma linea que todo lo anterior, pan artesano.
El vuelco principal del cocido, donde pudimos comprobar que sigue como siempre, siendo un cocido de premio. El garbanzo, el compaño, la berza, todo un gustazo de cocido, el más tradicional de los cocidos lebaniegos.
Aquí os dejo una foto de la tarta de queso, que me llevé para casa ya que son adictas a ella.
Yo tomé de postre una tarta de manzana que resultó ser una delicia.
El precio como siempre fue ajustadísimo.
Antes hablábamos de lo que hoy en día se conoce como kilómetro cero o gastronomía de cercanías, me obsequiaron con un membrillo de manzana que acabadan de hacer, habían preparado la friolera de más de mil kilos, ya que habían recogido toda la manzana de la cosecha, si teneis ocasión probadlo pues merece la pena.
Como todo en Remoña, merece la pena.