Tras unas décadas sin ver a muchos de ellos, este año me apunté a la comida anual de antiguos alumnos de Los Capuchinos, nos fuimos a Potes.
Noiviembre 2016. Potes tiene un significado diferente para los que estudiamos en este colegio, allí había un campamento que organizaba en verano el colegio, más en concreto en Tama y allí pasamos algún verano, no se muy bien por qué pues yo ya tenía bastante con el resto del año; en verano lo que quería era ir a la playa y a pescar en Santander, pero supongo que mis padres estarían con ganas de deshacerse una temporada de los dos piezas que éramos mi hermano y yo.
En ese campamento coincidí con el «Poyo», el que esta sacando la foto, que tenía el record de tostadas untadas en leche condensada cocida, ahora no recuerdo de cuantas, pero eran una barbaridad.
En esta comida, que estuvo organizada de maravilla, con paseo en autobús y visita a Santo Toribio, estuvieron presentes antiguos alumnos, en su mayoría de cursos inferiores al mío, excepto alguno que otro de un curso superior, pero casi todos eran caras conocidas.
Recuerdos de gente con la que pasaba la mayor parte del día cuando estudiaba EGB y muchos fines de semana, pues el sábado por la mañana era obligatorio ir a ciertas actividades, no obligatorias pero si obligadas; también en fin de semana la obligatoriedad de ir a misa de once el domingo y a cantar en el coro, lo que incluia algún que otro ensayo después de clase. Vamos que terminé de curas y demás hasta el gorro, y como yo todos los que concurrían a este encuentro o su mayoría, pero siempre recordando a gente con la que convivías prácticamente todo el año.
Recuerdos de profesores que te marcaron: Albino, Hipólito, Jacinto, Cubillas, el Chuchi, el Drácula, Isidro, Pastor y un largo etcétera de buena gente que en su mayoría hacían las cosas lo mejor que podían con los medios que tenían a su alcance, en su mayoría peleando con toda una banda de cafres zulús y todo tipo de tribus africanas, a cual más salvajes y en muchos casos asilvestradas.
Tras un paseo por Potes y unos vinos, pasamos al comedor de El Bodegón.
El Bodegón es famosísimo por la sopa de cocido, según los lugareños la mejor de los alrededores, y así comenzamos con la clásica sopa de fideo con todos los jugos provenientes del cocido.
Ni que decir tiene que servida a la cántabra, puchero al centro y hasta que se pase el hambre.
A continuación el plato central, el cocido de garbanzo, con el repollo y todo su exhuberante compaño.
Todo ello regado con un vino de la casa bebible, mejor con casera, pero bebible al fin y al cabo.
De postre picón, bastante bueno por cierto, El Bodegón es un sitio donde cuidan bastante el queso, siempre tiene alguna novedad en la barra y los quesos suelen estar frescos y buenos.
Parta terminar orujo y té del puerto, para bajar la comida.
En fin, una comida de hermandad donde se recuerdan muchas caras, donde renuevas amistades pasadas y reavivas recuerdos. A ver si repetimos el año que viene.
Por El Mule