Hemos Comido…en Casa Victoria, un restaurante diferente en oferta a todo lo que hay por los alrededores.
El restaurante, de entrada, para mí tiene un valor añadido, está en el pueblo en el que nació y se crió mi abuelo materno, que aprendió su oficio en Las Fragua, donde su familia poseía una fragua famosa por los campanos, la herrería fue su oficio durante toda su vida.
Pero vamos a lo que nos ocupa, la carta hay que estudiarla con lupa ya que es bastante extensa y tiene una serie de elaboraciones sobre todo: “De la Tierra”, “De Cuchara” y “Postres Caseros” que como poco llaman la atención.
Me sirvieron de aperitivo, unas milhojas de patata con beicon, quesos y salsa barbacoa. Resultaron muy de mi agrado y como todo lo que me gusta siempre se me hace poco, me habría comido un caldero de ellas.
Continúe con unos buñuelos de bacalao. Similares a una croqueta líquida, pero más crujientes, intenso sabor a bacalao y algo que llevan muy a rajatabla en este restaurante, sin exceso de sal. Hay dos preceptos que siempre cumplen, las elaboraciones bajas de sal y lo más desgrasadas posibles. Unos muy buenos y crujientes buñuelos, coronados por una mermelada de pimiento.
Para terminar ramen lebaniego. La sopa es claramente una sopa de cocido lebaniego, bien desgrasada como os comentaba anteriormente. El guiso incorpora un fideo más propio de las zonas asiáticas que de Liébana, pero eso es de lo que se trata. Viene acompañado de un poco de repollo, panceta, carne de vaca y un par de giozas a modo de rellenos, elaborados con el resto del compango. Una truculenta e ingeniosa manera de enmascarar un cocido lebaniego, el resultado no puede ser mejor.
Tras la anterior entrada resulta prácticante imposible continuar con un postre, pero insistieron tanto en que probara un queso de Extremadura que accedí a tomar unas pequeñas láminas. El susodicho resultó ser un Rufino, un queso de cabra artesano, afinado en Badajoz por quesos artesanos Rufino.
Corteza naranja, lisa y pegajosa, la pasta es de color blanco marfil con algunos ojos de fermentación repartidos irregularmente y un intenso sabor que recuerda a las tortas de la zona con un marcado sabor a leche de cabra, delicioso.
En fin, creo que la visita es obligada si te acercas al valle, lo vas a disfrutar.