Hemos Comido…en Casa Paca, para mí el máximo exponente de cocina salmantina en la ciudad, ojo, que yo conozca.
Mayo 2018. La primera incursión gastronómica relevante fue en este clásico restaurante del centro de Salamanca, situado en la plaza del Peso. En su carta hay platos de la cocina de toda la vida, pero con aires frescos y renovados.
Al entrar lo primero que te encuentras es la barra, gobernada por un personaje que denota una profesionalidad absoluta, buen conocimiento del mundo del vino y experiencia de muchos años, da gusto que te sirvan de esta manera.
Tiene una buena carta de espumosos, nosotros tomamos Raventós de Nit desde la barra, mi primer contacto con la oferta viníciola de la ciudad resultó muy satisfactoria.
Cuando uno de los propietarios me comentó que el restaurante fue inaugurado en octubre del 1999 me quedé de piedra, podría haber jurado que ese establecimiento había estado ahí desde el principio de los tiempos, como poco.
Miles de botellas de vino, fotografías antiguas, cuadros que reflejan los paisajes de la capital, las paredes del Casa Paca son un recorrido por el pasado y el presente del edificio, de él conserva las vigas de madera, algún forjado y su bella apariencia exterior. El inmueble es un claro exponente del Art Nouveau charro.
Como resultado de sucesivas adhesiones al local, este disfruta de una peculiar estructura, con estancias repartidas a lo largo y ancho, aprovechando cada recoveco.
Los platos de cuchara son algo que no falta en este establecimiento: lentejas, menestra, cocido, patatas con espinazo y las alubias del Barco de Ávila con oreja, que se preparan cada viernes, atraen a una clientela amiga de la cocina de siempre. El vino es otro de los grandes del lugar, en Casa Paca los amantes del vino encontrarán la reconocida como «Mejor carta de Vinos de toda Castilla y León».
Aún siendo un lugar con no mucha historia, la rezuma por los poros y da gusto asomarse a su barra, sus comedores y su expositor.
La carta es bastante extensa, con gran presencia de pescados, algo que no venímos buscando. La oferta de producto local también resulta extensa y por ella tomamos partido.
Comencé tomando un gazpacho. Tú eliges el acompañamiento vegetal de la sopa: pimiento rojo o verde, cebolla, pan frito, tomate. etc. Pedí que me pusieran de todo. El gazpaco resultó buenísimo, fresco, como abreboca de una cena que resultó todo un acierto.
Mi acompañante tomó alcachodaa confitadas con un toque de placha. Probé una y estaban estupendas, con un chorro de aceite y sal crujiente.
Continuamos con la bebida de la barra, nos gusta mucho y para qué vamos a cambiar.
Bollo de pan candeal, un pan que me gusta muchísimo y que solo suelo encontrar cuando me desplazo a Castilla.
Mi acompañante tomó cochifrito. Aunque parezca que está quemado no es así, es un efecto del flash, sí que estaba bastante tostado, que es como debe de ser, pero nunca quemado. Me comentó que estaba a su gusto, yo probé un trozo y me gustó muchísimo, crujiente en la piel y el interior jugoso, una especialidad de la casa.
Yo tomé otra de las especialidades de la casa, cabrito. No sabía que se estilaba esta carne por allí, creía que era más de zonas como Cantabria, pero el cabrito estaba de diez. Carne muy blanca, hecho despacio, sin gota de grasa y unas patatas panaderas y cebolla pochadas acompañando al asado.
De postre un par de trufas. Un final de los buenos, chocolate.
El precio establece un buen RCP, el baremo Relación Calidada Precio, resultó muy correcto para mi entrender, raciones generosas, servicio muy profesional, cadencia perfecta a la hora de servir. Muy recomendable.
Y nos gustó tanto que volvimos en un par de ocasiones, a tomar el blanco mañanero y a tomar una copa de espumoso por la tarde del día siguiente antes de ir a cenar.
La barra resulta muy atrayente, sobre todo a la hora del aperitivo y la oferta resulta poco usual para los no salmantinos. Doble atrayente, buenos vinos y novedades gastronómicas.
Me llamo la atención la fuente que aparece en la fotografía y no dudé en preguntar, era morro albardado, de lo cual pedí una tapa.
El morro fue todo un descubrimiento, con su parte gelatinosa y su carne en tiras. Muy sabroso y acompañado, estaba claro, de un cava.
Por cierto, aquí te ofrecen tapa y no te la cobran, no como en otros sitios, entra con la consumición como podeis ver en el ticket.
Nada más acabar de tomar la tapa aparecieron de cocina con una arroz que olía a las mil maravillas. Si no hubiera tenido reservada la comida habríamos tomado una ración sin lugar a dudas.
En fin, me voy de Salamanca con un agradabilísimo sabor de boca, en gran parte gracias a este restaurante.
Plaza Peso 10 37001 Salamanca 923218993